La expectación en torno al segundo trabajo de 30 Seconds To Mars, que saldría a finales de agosto de 2005, fue enorme. Y no era para menos, porque la publicidad que le dieron, con detallazos como incluir en algunos discos “billetes dorados” (al más puro estilo
Charlie y la fábrica de chocolate) que permitían ir gratis a conciertos y backstage, estuvo a la altura. Y toda esa expectación no quedó defraudada. Para continuar con los símiles cinéfilos que utilicé en el artículo anterior: podríamos decir que
A Beautiful Lie fue el
Pulp Fiction tarantinesco de los de Lousiana. O, siguiendo con Fincher, su
Club de la lucha. Un trabajo esperado con impaciencia por muchos y temido por otros, que no solo cumplió lo que prometía, sino que inmediatamente se convirtió en un clásico que contiene (para mi gusto, al menos, y no soy el único), uno de los mejores temas que se hayan compuesto en los últimos 20 años. Lo que es decir mucho.
El caso es que, a pesar de que una portada muy similar a la del primer disco (en cuanto a colores y estilo, si bien todo parecía ya más depurado), la impresión que nos llevamos al escuchar los primeros acordes de
“Attack” es la de que todo ha cambiado. Y ciertamente, así es. Donde antes había oscuridad y distorsión, ahora hay cierto optimismo, limpieza en la producción y, lo más sorprendente, una gran voz liderando todo. Porque sí, aquí Jared canta como solo él sabe hacerlo, y lo demuestra desde la primera nota (con muchos muchos electrónicos) del tema, que es uno de los más desgarradores y potentes del trabajo, un auténtico chorro de adrenalina perfecto para abrir el conjunto. Las letras, aunque siguen teniendo ese cierto toque surrealista, son ahora una auténtica maravilla, punto fuerte de buena parte de los temas: “Surrender to nothing, / I’ll give up what I / started and stop this / from end to beginning, / a new day is calling, / and I am finally free”. Y sigue así la cosa, cantada de tal forma que me llega a estremecer.