No
sé ni por dónde empezar a insultaros. De antemano, que conste que tenemos
seguidores maravillosos a los que aprecio enormemente, y que son las mejores
personas del universo. Y algunos (muchos) tienen una tremenda paciencia, porque
les he prometido críticas que aún no llegan… Pero otros son el caso contrario.
Son esa gente que me dice “podías hacer…”, y cuando lo hago no se molestan ni
en leerlo. Ni en comentarlo. Ni en nada. Y es por esa gente por la que he decidido mandar todo al carajo y
empezar a destrozar el espíritu del blog, haciendo críticas de lo que me guste
y me dé la gana, saliéndome del rock muchas veces y metiéndome otras en grupos
tremendamente comerciales o light, de esos que tanto criticáis sin saber por
qué. También haré las críticas como me apetezca, a veces tremendamente
kilométricas y a veces de unos pocos párrafos. Pero bueno, esto de creerme
superior es cansado, así que dejemos que mis actos hablen por sí solos. Vayamos
a lo fácil (sí, ha sido un chiste, aunque pésimo).
Imagino
que el nombre de los murcianos Maldita Nerea os sonará. O que les habréis visto
alguna vez. “Yo tengo una duda… Antes el Trina se llamaba Trinaranjus. Claro,
está Trina pero falta Ranjus. ¿Qué habéis hecho con Ranjus?”… ¿No? ¿Todavía no
lo situáis? ¿Los del horrible anuncio (y precioso acústico... os estoy haciendo ya un avance del disco) del anuncio de
Trina Al natural? Bueno, da igual. El caso es que desde 2003 estos chicos
llevan haciendo un pop rock muy fácil de escuchar, de ese que triunfa en las
radios (sobre todo entre las jovencitas, para qué engañarnos), con letras
tiernas, noñas y filosóficas (como a mí me gusta), y al mismo tiempo
tremendamente positivas (cosa a la que no estoy tan acostumbrado). Capitaneados
por la voz de Jorge Ruíz, único miembro del grupo del que me he molestado en
aprenderme el nombre (porque me cae bien, es mono y se parece a mi profesor de
Historia Antigua), han sacado ya cinco discos de estudio, siendo el último de
ellos el que hoy nos ocupa.
¿Es
Fácil el mejor disco de Maldita
Nerea? Pues es muy más que probable, pero no puedo juzgarlo, porque es también
el único trabajo de estos chicos que me ha interesado lo suficiente como para
escuchármelo de cabo a rabo. Solo sé que tiene un sonido alegre y desenfadado,
muy consumible, como comentaba, y al mismo tiempo con una interesante
profundidad. El primer corte, homónimo al título del trabajo, “Fácil”, que se
abre con sonidos raros, un niño, un piano tocado al azar y luego ya guitarras y
percusión, es tremendamente fiel a esa idea. Jorge tiene una manera muy curiosa
de cantar, desgranando versos en pequeños golpes de voz que hacen la rima, para
luego entrar en estribillos tremendamente poperos y pegadizos. Los versos son
empalagosos (“Fácil, solo hay una manera, / la que te quede cerca de la
primavera”), y, en este caso, también lo es la instrumentación.
Y más de lo mismo encontramos en el que para mi gusto es el mejor tema del trabajo, “¿No podíamos ser agua?”, con unas guitarras acústicas preciosas y una letra genial (“¿Lo has olvidado? / La vida crece entre los matices, / se esconde siempre en lo que no dices / para hacerse de rogar”, o “aunque me canse / y vengan miles de días grises / o mis palabras quieran rendirse / ante la lluvia en el cristal”), que transmite un subidón de ánimo (al estilo de Pacino en Un domingo cualquiera). La instrumentación, que se va construyendo poco a poco, no desmerece para nada al resto de la canción. Y algo parecido pasa con “El error”, que sigue en la misma línea de las dos anteriores, pero más melancólica, y con mayor presencia de la percusión.
Y “El último día”, todo hay que decirlo, empieza insinuando que va a ser una segunda parte del tema anterior, impresión que se mantiene hasta el estribillo, que por algún absurdo motivo me encanta hasta límites inhumanos (“Y ahora lo veo distinto, / diferente, raro, extraño, / darlo todo por perdido, / separarse y no volver a verse en años. / Ni que fuera un instinto, /diferente, raro, extraño, / tonto y tantas veces cínico / que parece que es jugar a hacerse daño”). La letra es (como en todo el trabajo) lo mejor: los versos “el último día que fuimos amigos pero al revés, / comprobamos como no puede valer / con la antorcha de un traidor para incendiar Troya, / porque Troya decidió que no iba a arder”, por ejemplo, son brutales. Me gusta, ¿qué pasa?
El plato fuerte, que conocí a través de anuncios refrescantes en su versión acústica (mejor que la del disco, para mi gusto, que ya os he dejado enlazada arriba), es sin duda “En el mundo genial de las cosas que dices”. ¿Ofrece algo nuevo? Para nada. La canción crece poco a poco, se apaga cuando lleva ¾ partes, vuelve a resurgir… Instrumentación sencilla, coherente, correcta, una letra preciosa (amor, siempre el amor) y muy bien compuesta… Lo mismo que hemos escuchado una vez tras otra y que, sin embargo, no se hace nada pesado, curiosamente. Más diferente parece, eso sí, “Con lo que nos hemos dado”, que tiene un tono más alegre… mejor dicho, más cañero, que el resto de los cortes del trabajo, pero que por lo demás es idéntica a ellos.
Y pasada ya la primera mitad del disco, no queda mucho que descubrir. Un tema más tranquilo y poco destacable, “Sobraron precipicios”, abre para lo único realmente imprescindible en esta recta final: “Verso acabado. Punto”. Un tema que tiene, de lejos, el mejor título del disco, aunque comience de forma un tanto floja, y que es de esos que crecen poco a poco, aunque no deja de ser el más arrastrado y lento, con una letra preciosa y el mejor Jorge a la voz que podamos encontrar en el disco. Adoro esta canción, joder, y no sé por qué. Es preciosa, sin tener nada de especial (o quizás por eso precisamente).
“El inventario” es (ahora sí) el tema más alegre y rápido (por la percusión, sobre todo) del disco. Ahora recuerdo que yo solía dormir escuchando esto hace cosa de un par de meses… El caso es que es un tema más que decente, y demuestra que estos chicos son capaces de hacer algo más que baladas inocentonas y dolidas… como es la siguiente, “No queda nadie”. Aunque en realidad ésta, más que inocentona y dolida, es una balada que recuerda tremendamente (por la voz de Jorge, también), a cosas de El canto del loco, mezclado con Melocos, Coti, o vete tú a saber qué. El caso es que es una forma curiosa de cerrar, pero se les acepta, porque molan.
Y así, en un suspiro, el disco se ha terminado. ¿Es original? No, a partir de la segunda pista. ¿Es monótono? Sí. ¿Se hace pesado? Para nada. ¿Es bueno? Mucho.
Así que, ya lo estáis escuchando. O no. Sé que vais a hacer lo que os dé la gana, de todas formas, así que si me hacéis caso, espero que lo disfrutéis. Y si no, que os den (sí, soy un amor en mi nueva faceta de bloguero borde).
Allez-y, mes ami!
Buenas tardes (¿quién ha dicho que sean buenas?), y buena suerte (para los que la merezcáis).
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LO MEJOR:
“Fácil”, “El ultimo día”, “En el mundo genial de las cosas que dices” y, muy
especialmente, “Verso acabado. Punto.” y “¿No podíamos ser agua?”.
LO PEOR: la originalidad es una virtud que estos chicos cultivan poco. Temas como “No queda nadie” o “Sobraron precipicios”, aunque muy similares al resto, son más flojos.
VALORACIÓN: 7/10. Es un buen disco. No especialmente destacable, pero correcto, fácil de escuchar, y con letras bonitas. Merece la pena.
obviamente dudo que pase a la historia, como mucho será de esos grupos que recordaremos con melancolía en unos años, pero me ha gustado tu crítica, y aún más que tuvieras huevos para hacerla, sabiendo cómo suelen ser tus lectores! (que conozco a más de uno...) y mucho ánimo!
ResponderEliminarOh vaya, creo que una crítica algo más light después de la metalización completa que he llevado a cabo en el blog últimamente, le viene a esta casa de perlas. Así que entre las sugerencias de mi chica (en la que confío plenamente) y tú, les voy a dar una oportunidad a estos tíos. Aunque a mí me parezca así de primeras que hacen la misma canción siempre.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Gracias, y gracias, a ambos. Yo también dudo que pasen a la historia, pero desde luego, son más que decentes. Y tranquila, Marina, que cosas peores y más arriesgadas he hecho (Shakira cof cof) y haré (Tokio Hotel cof Ke$ha cof cof xD), pero gracias :)
ResponderEliminarSalva, ya lo comento por ahí en la crítica, siempre parecen estar tocando la misma canción. Lo curioso es que en ellos no se hace pesado para nada (quizás por eso me gustan tanto).
Quizás te interesaría saber que el tema "El último día" no es de Maldita Nerea, sino de un grupo llamado "Lagarto Amarillo". Si te ha gustado la letra te recomiendo que los escuches, sus canciones son muy buenas :)
ResponderEliminar¿Ah, es de Lagarto? Vaya, no lo sabía. Les conozco, y tienen algún temilla que me mola, pero nunca les he escuchado mucho, la verdad... Te haré caso :) ¡Gracias por pasarte!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la crítica y me ha hecho mucha gracia el tono: "Me gusta, ¿qué pasa?" :D
ResponderEliminarA mí también me gusta, "Verso acabado. Punto" me sigue desarmando.
Saludos!