Ya no soy Moctezuma. Ahora vuelvo a ser Quixote, por motivos que, como diría mi querido George, no competen. Sin más.
Y con este ánimo de renovaciones, voy a cambiar mi método de puntuación de discos por algo más definitivo y duradero. Algo así:
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***** : Escucha obligada. No sólo es que me guste, sino que ha demostrado a lo largo de los años que es un álbum destacado e influyente.
EJEMPLO: "Revolver", de The Beatles.
**** : Recomendable. Me gusta mucho, pero puede que no sea tan importante históricamente hablando. O viceversa.
EJEMPLO: "Origin of Symmetry", de Muse.
*** : Interesante. Tal vez no me guste demasiado, pero está claro que tiene sus méritos artísticos. O viceversa.
EJEMPLO: "The Velvet Underground & Nico".
** : Prescindible. No me gusta, y tampoco vale la pena escucharlo.
EJEMPLO: Pon los 40 Principales. Pues eso.
* : Materia fecal. No dejes a tu mascota/bebé cerca de este disco. Jamás.
EJEMPLO: Pon Disney Channel. Pues eso.
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La cosa no acaba aquí. En las próximas semanas habrá sorpresas, que prefiero no desvelar. Sin embargo, me dispongo ahora mismo a comenzar una nueva sección free-form, "Anochecer en Waterloo" (y que viva Ray Davies), en la que aparezco yo balbuceando incoherencias. Tenéis todo el derecho del mundo a marcharos.
Últimamente estoy cansado de escuchar discos porque, admitámoslo, normalmente la gente no escucha discos del tirón. La gente quiere canciones, una pequeña dosis de felicidad, cabreo o melancolía en cómodos packs de tres minutos. No tenemos tiempo para admirar detenidamente un álbum de cuarenta minutos, por lo que hay que ir a lo inmediato. Si una canción, en su brevedad, consigue captar nuestra atención y no perderse entre el ruido de nuestro propio pensamiento, ha tenido éxito. Es muy sencillo.
Dada la explicación de en qué va a consistir esto, es decir, en mí recomendando temas; lo conveniente es empezar lo antes posible.
Si alguien me preguntara cuál es mi género de música preferido, más allá del rock en general, la respuesta no sería sencilla. Todos los subgéneros tienen alguna canción decente, es evidente. Pero si lo pensara un par de segundos, mi respuesta sería el "post-jangle-punk-gótico-psicodélico". Sí, el nombre es mío. Y no, no hay forma de acortarlo.
A lo que me refiero es a una corriente de artistas, la mayoría británicos, que surgieron después de la gran oleada post-punk de finales de los setenta (Joy Division, The Fall, The Cure hasta cierto punto). A algunos de ellos ya los he mencionado, a otros no.
Consideremos que la era de este género ficticio va desde 1980 (se edita el "Crocodiles" de Echo & the Bunnymen) hasta 1986 ("Strange Times" de los Chameleons), con algún disco perdido posterior (The Church y su "Starfish" en el 88). ¿Qué más tiene que tener una banda para pertenecer al selecto club de mi género preferido?
El centro son las guitarras, casi siempre. La distorsión suele ser mínima, con un sonido normalmente limpio aunque lleno de efectos de delay o reverb. El bajo suele tener un lugar destacado (herencia del post-punk, que ha dado grandes bajistas). Normalmente hay algún teclado en alguna parte, dando un ambiente siniestro. Pero lo que realmente define, aunque parece estúpido, es que en el 80% de las ocasiones, el cantante es un barítono.
¿Y por qué un nombre tan largo? Bueno, depende de donde mires puedes encontrar que todas estas bandas tienen una etiqueta distinta (The Church, neopsicodelia; The Chameleons, post-punk; The Cult, rock gótico...), pero para mí tienen un sonido común.
Me gustaría mencionar a todos, para darles el homenaje que les ha negado la historia. Pero va a ser un poco complicado, así que daré una breve semblanza de los más importantes.
Echo & the Bunnymen: son los más importantes, y los que pudieron ser más grandes. De hecho, fueron grandes, pero... ¿quién les recuerda aquí? Juraría que antes sonaba de Pascuas a Ramos el "The Killing Moon" (una de las canciones más perfectas de la década) por alguna radio, pero ahora que las emisoras musicales son casi todas basura... En fin, Ian McCulloch era uno de los mejores compositores de su época, con joyas como "Rescue", "The Cutter" o "The Back of Love". Hay van cuatro, y si queréis otra, pues "Lips Like Sugar".
The Chameleons: Ya hablé de su "Swamp Thing" y esa pedazo de introducción, que me parece de las mejores de la historia. Son un poquito más oscuros, pero tienen algo que les hace bastante superiores al resto. Tienen un par de discos que son obras maestras, y mágnificas canciones como "Up the Down Escalator" o "On the Beach".
The Church: Todo lo que dije del "Starfish" es cierto, una genialidad llena de temas casi perfectos como "Reptile", "Destination" o "Under the Milky Way". Los singles anteriores que he escuchado me han dejado bastante frío, pero merece la pena sólo por ese disco.
The Comsat Angels: Este grupo compuso mi canción preferida de todos los tiempos. "High Tide". Casi nada. Sus primeros discos son buenos, pero me sigo quedando con el "7 Day Weekend" del 85, aunque Fellows y el resto hayan renegado de él. Nada como "I'm Falling" (que se escapa un poco del p-j-p-g-p) o "You Move Me" para pasar el rato.
The Icicle Works: Dos canciones conozco de estos tíos, pero vaya dos. Impresionantes: "Hollow Horse" y la maravillosa "Birds Fly" para alegrar el ánimo.
The Lucy Show: Estos pertenecen a la vertiente más popera de este pseudomovimiento. Aún así no me canso de escuchar "Come Back to the Living", o mi nuevo descubrimiento, "New Message".
Modern English: "I Melt With You" les consagró como one-hit wonder, pero ese mismo álbum ("After the Snow", del 82) tiene más temazos, véase "Tables Turning" y "Face of Wood".
The Snake Corps: Estos son de los menos conocidos, pero su disco "Flesh on Flesh" del 85 es igual de bueno que cualquiera del resto. Tres temazos como mínimo: "Science Kills", "Victory Parade" y "Save My Heart".
Y por dar temas sueltos: "Love Like Blood" de Killing Joke (menudo bajo), "Away" de The Bolshoi, "Unmade Love" (TEMAZO) de The Triffids, y alguno de los Virgin Prunes, The Sound... Eso lo dejo a la elección del consumidor.
Espero que este pequeño trabajo de recopilación haya merecido la pena.
Quixote
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