Cuando Iron Maiden se consolidó como
la gran banda del momento con The Number Of The Beast, Judas
Priest llevaba ya mucho tiempo picando piedra. Posiblemente sin
Judas, Maiden no hubiera encontrado un contexto tan favorable para su
explosión. La historia de Judas Priest nos muestra como una banda
trata con el tiempo de encontrar su propio estilo, evolucionar, convivir
con una situación poco propicia para su estilo y cruzarse toda Gran Bretaña en concierto en concierto hasta encontrar su momento y finalmente convertirse en pioneros tanto en cuestiones musicales como
estéticas de todo un género. En 1980 llegó su gran triunfo comercial con su mítico
British Steel en el que al ritmo de “Breaking The Law” y
otros himnos metaleros dio comienzo a una etapa de de gran éxito y
reconocimiento por la crítica y el público.
Un año después publicaron Point of
Entry - enfocado sobre todo al mercado estadounidense - que
siguió la senda de éxito de su predecesor, aunque no llega a su
calidad. Ya instalados en el mainstream, Judas Priest sentía que era
una nueva época tanto para la escena musical como para la banda. El
cantante Rob Halford proclamó sin complejos: “Es una nueva
generación, es una nueva década”. Era su momento, y su siguiente
trabajo, Screaming for Vengance, fue una declaración total de
intenciones, reivindicándose a ellos mismos, a todo un
género musical y a sus seguidores.