domingo, 15 de julio de 2018

Iron Maiden: el legado de la bestia sigue vivo. Wanda Metropolitano 14/07/18

Un cómic y un juego son las excusas perfectas de hacer una gira y petarlo

Se prometía que el concierto de Iron Maiden iba a ser histórico. Vale, se abusa mucho por parte del periodismo esa palabra. Pero pocas veces se ha engalanado tanto España para recibir a la Doncella de Hierro. Uno iba sabiendo que en el Wanda Metropolitano iba a ser el recinto de un gran espectáculo. Y un servidor ya es un veterano de shows de los británicos que ha vivido el hype del primer concierto y un épico segundo. Mi trilogía personal con Maiden se cierra con un concierto apoteósico, de los que marcan y no se olvidan, superando ampliamente a los anteriores.

Uno ha aprendido mucho hoy. Lo primero es que se hace mayor. Verme con el pelo largo a estas alturas (me lo deje crecer cuando Cristiano Ronaldo fichó por el Madrid y el luso ya está por Italia) no lo disimula. Pero aún puedo resistir horas al sol con alguna quemadura, un dolor que me impide girar el cuello y una rodilla quejándose. Pero eso es signo de un gran concierto y todavía uno no es carne de grada. La espera en las horas de la cola se soporta con cerveza, la compañía de Salva, el redactor fantasma de este blog que ya no vemos salvo para cargarse a Tongo en el Hall of Fame, y una bandera gigante del Atlético de Madrid que evoca el recuerdo de un palo de Juanfran y un gol de Ramos en el 93. La promesa de Maiden es suficiente para sobrevivir y recibir un gran premio: estar a poca distancia del escenario para poder disfrutar el espectáculo como se merece.