miércoles, 14 de marzo de 2012
Dire Straits – Making Movies (1980)
Llevo tiempo queriendo escribir una crítica de este grupo que, desde que tengo uso de razón, se ha escuchado en mi casa en diversos directos y recopilatorios. Siempre he considerado a Mark Knopfler uno de los mejores guitarristas de la historia, no tanto por su virtuosismo sino por el carisma que tiene, lo buen tío que parece y lo bien que compone (y si algún día llego a músico, cosa que dudo mucho, será en buena parte gracias a él). Pero bueno, por unas cosas y otras había dejado la crítica de lado y ahora, que pensaba ponerme al día con las peticiones del blog, me piden que haga un análisis de alguno de sus discos. Y como no pienso desaprovechar esta maravillosa oportunidad, pues aquí lo tenéis.
He de reconocer que la historia del grupo apenas la conozco, más allá de que Mark Knopfler les dejó tirados hace tiempo ya (en el ’95, si no recuerdo mal) y cuando le propusieron una reunión hace un par de años rechazó el proyecto. Así que tendré que tirar un poco de Wikipedia para completar esto…
Veamos, el grupo lo forma Knopfler en 1977, junto con su hermano pequeño David a la guitarra y los coros (aunque el chico abandonaría el grupo en 1980, justo antes de que se lanzase Making Movies, lo que conlleva que me voy a hacer un lío en la crítica… Para que conste, siempre que diga “Knopfler”, a secas, me refiero a Mark, no a David), John Illsley al bajo (el único miembro que se mantuvo junto con Mark Knopfler hasta 1995) y Pick Withers a la batería. Hubo mogollón de cambios de formación, pero esos cuatro fueron los que estuvieron básicamente en el disco que os traigo hoy, así que son los que nos interesan. En esos 18 años de trayectoria, se las apañaron para convertirse en una de las bandas más importantes de la música inglesa, de esas que puedes escuchar todos los días en cualquier radio. Lograron éxitos maravillosos como “Sultans Of Swing”, “Money For Nothing” (con Sting), “Brothers In Arms”, “So Far Away”, “Romeo And Juliet”, “Walk Of Life”… e infinidad de temas más. Ganaron cuatro Grammys (aunque les nominaron unas cuantas veces más), y algún premio MTV por sus videoclip. En fin, que llegaron a lo más alto, siendo una de esas bandas que hacen congeniar fama y calidad, y que logran que sus temas estén en boca de oyentes de toda clase. Grabaron uno de los mejores directos de la historia, el Alchemy, y (como dirían Pius Riot en Los Simpson) “tocaron en más ferias que los Beatles”. En 1995 Mark Knopfler disuelve el grupo y se lanza a su carrera en solitario. En la que, por otra parte, no le ha ido nada mal.
En 1980, ya habían conocido lo que era la fama gracias al tema “Sultans Of Swing”, a día de hoy su canción más conocida y celebrada (y no sin motivo). Se lanzan entonces, con las turbulencias en la formación ya comentadas, a grabar su tercer álbum de estudio, Making Movies que, si bien no es el mejor de su carrera (por ahí anda el maravilloso Brothers In Arms), si está en lo más alto de la lista.
El disco hace gala de un par de temas que están entre la flor y la nata de Dire Straits, y que aparecen seguidos en el trabajo, en lo que quizá sea uno de los comienzos más fuertes de un álbum en la historia de la música. “Tunnel Of Love – Intro: The Carousel Waltz” (o simplemente “Tunnel Of Love”) es el tema más largo del disco, de ocho minutos, y comienza con un piano acompañado de algunos instrumentos de viento que reconozco que no sé identificar; la batería y los punteos de guitarra entran con contundencia, abriendo para un Mark Knopfler que, si bien no es el mejor cantante del mundo, escribe unas letras maravillosas y complejas, con unos versos larguísimos a los que sabe dotar de un sentimiento sin igual (“And the big Wheel keep on turning, neon burning up above/, and i’m just high on the world/, come on and take a low ride with me, girl, / on the tunnel of love”). La música mantiene un patrón sencillo mientras suenan los versos, con la guitarra punteando a su rollo cada vez que quiere; y aunque la verdad es que en la canción cada elemento va a su rollo, todo mantiene una coherencia increíble (no así la letra que yo, al menos, no tengo ni idea de qué va… pero que tiene versos preciosos, como cuando canta “and girl it looks so pretty to me, just like it always did, / like the spanish city to me when we were kids”). Después de esta primera mitad de la canción, los instrumentos “improvisan” un poco, y la guitarra toca sus primeros solos, antes de enlazar nuevamente con la letra. La sencillez con la que Knopfler canta versos con un piano de fondo que se va apagando, igual que su voz, hace que olvides todos los prejuicios que puedas tener hacia su forma de cantar: este tío es como Ian Anderson, puede que objetivamente no sea el mejor a la hora de desgranar versos, pero su voz y su forma de hacerlo tienen algo que hipnotiza y cautiva desde el primer momento. Si a eso lo añadimos que cuando la voz se apaga poco después de empezar el sexto minuto llega otro solo guitarra que se va construyendo sobre sí mismo, y que culmina con el virtuosismo brutal del minuto 7.28 (personalmente, creo que una de las mejores guitarras de la historia de la música), tienes una canción maravillosa, que se pasa realmente volando.
Y la cosa no acaba ahí, porque cuando se desvanece ocupa su lugar mi canción favorita del grupo británico, a siglos luz de cualquier otra. Si cuando hice la crítica de Sôber dije que “Náufrago” me parecía la mejor balada del rock español, ese lugar, en inglés, lo ocupa sin duda “Romeo and Juliet”. Desde el primer segundo, la melodía compuesta por Mark Knopfler (y tocada por los dos hermanos por una “resonator guitar”, instrumento que siempre me ha fascinado y que aparece en la portada del “Brothers In Arms”… por cierto, si alguien sabe cómo se la llama en español, agradecería que me lo diga), invade los oídos, construyendo una de las baladas más tristes de la historia de la música. La letra, sobra decirlo, es sencillamente sublime, y cuenta una versión distorsionada de la historia de amor por excelencia, en la que Romeo no es más que un capricho de una Julieta ninfómana, que se aburre de él aunque Romeo la siga amando. Dramón bestial acompañado por una instrumentación correcta, sin alardes de virtuosismo (y más difícil de tocar de lo que parece, por lo que me han comentado), y que solo se luce en algunos de los mejores versos (“And I dreamed your dream for you and now your dream is real” o “When you can fall for chains of silver you can fall for chains of gold,/ you can fall for pretty strangers, and the promises they hold;/ you promised you everything, you promised me thick and thin, yeah,/ now you just say oh, romeo, yeah, you know, I used to have a scene with him”), y en ese estribillo insuperable (“Juliet, when we made love you used to cry,/ you said I love you like the stars above, I’ll love you ‘till I die…”). El final que se apaga poco a poco (como gusta tanto a Dire Straits), y con Knopfler cantando cada vez más desganado, es realmente deprimente… He de confesar que más de una vez se me ha escapado alguna lágrima con esta canción.
“Skateaway” empieza con una percusión machacona y una pandereta, que se unen a una especie de órgano, y al bajo y la guitarra que van entrando poco a poco. La letra, por lo que puedo pillar, habla de una chica que, al convertirse en skater, comienza a ser el centro de las miradas y la atención de los chicos. Mark Knopfler reniega por completo aquí de lo que es cantar, más bien recita como le da la gana los versos (alguno realmente raros, como los de “She tortures taxi drivers just for fun,/ she likes to read their lips”). La canción se torna desestructurada por momentos, manteniendo tan solo cierta cadencia en los estribillos, y parece casi que estén improvisando en un garito mientras suelta algún verso que a priori parece importante “she’s making movies on location,/ she don’t know what it means,/ but the music make her wanna be the story,/ and the story was whatever was the song what it was”. Vale, lo siento, pero me he perdido por completo. A partir de ahora me centraré en la instrumentación. Que ya no innova mucho en la canción, por cierto. Knopfler está a su rollo, bastante pegadizo, y los instrumentos al suyo, hasta que termina la canción, apagándose en la lejanía, como no.
La guitarra de “Expresso Love”, que me recuerda al Boss antes de convertirse en puro Knopfler esconde unos versos casi susurrados hasta que entra la batería y la voz se digna a hacerse oír. La verdad es que la canción no ofrece nada especialmente innovador, aunque está sí está mejor cantada y mantiene una estructura más clásica y convencional. La letra también es más sencilla, es la típica balada rockera alabando a una chica de forma descarada, con unos punteos maravillosos de fondo. “Hand in Hand”, por su parte, es una balada más lenta y tranquila, preciosa, en la que Knopfler vuelve a cantar con cierto éxito relativo (teniendo en cuenta que es él), y que saca su lado más romanticón con versos del estilo de “I tried my best to be somebody you’d be closed to,/ hand in hand like lovers are supposed to”, y el más deprimente con cosas como “Rain come down, forgive this dirty town”. La canción repite el mismo esquema varias veces, pero si funciona ¿para qué cambiar? Es un tema sencillo a la par que precioso, y muy bien tocado. Si no se te encoge un poco el corazón al oírlo, es que no tienes corazón. No se puede esperar más.
Harina de otro costal es “Solid Rock”. El punteo casi country que abre el tema da paso a un tecladito insistente a lo Jerry Lee Lewis, y la canción mantiene ese estilo de rock de los cincuenta, aunque con el inconfundible sello del grupo. Sin duda, el tema más cañero y bailable del disco, simple, desenfadado y juerguista. Para cerrar el álbum llega “Les Boys”, probablemente una de las canciones más raras de Dire Straits que he oído en mi vida. Me escuché la letra de los tres primeros minutos detenidamente intentando averiguar de qué iba la cosa. Hasta que escuché el final de la letra. Coño. Si lo deja bastante claro. Es una canción sobre gays. Guay. Una vez que lo sabes, la cosa ya cobra más sentido, aunque no por ello deja de ser un tema bastante raro, con un ritmo lentíiisimo, poca instrumentación y un Knopfler que parece dormido mientras la canta.
Se cierra el disco y la sensación que te deja es… que se ha hecho muy corto. Una genialidad así tenía que durar toda la eternidad. O al menos, gran parte de ella.
Escuchadlo, que no os vais a arrepentir.
Allez-y, mes ami!
Buenas noches, y buena suerte.
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LO MEJOR: “Hand in Hand” está genial. “Tunnel Of Love”, como ya digo, tiene un solo de guitarra maravilloso. Y “Romeo and Juliet” es la balada por excelencia del rock. El resto, magníficas, pero no demasiado especiales.
LO PEOR: a veces se hace un poco cuesta arriba esa desgana con la que canta Knopfler, pero en otras ocasiones es sencillamente maravillosa. Bueno, y la portada, la verdad, me parece horrible, me hace daño a la vista ese pegote rojo.
VALORACIÓN: 9,5/10. Como ya digo, no es el mejor disco de Dire Straits, pero casi. En conjunto supone una genialidad. Ya os podéis imaginar ya que nota le doy al Brothers In Arms.
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Dire Straits - Skateaway
Dire Straits - Hand In Hand (portada del álbum con la letra en la descripción)
Dire Straits - Tunnel Of Love
Dire Straits - Romeo and Juliet
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Lo del principio de "Tunnel of Love" es clarísimamente un órgano... Ay, señor, lo que hay que leer. En fin, a las guitarras esas yo las llamo "dobros", pero será una manía personal, ya que la gente las llama "guitarras resonadoras", lo que es mucho más coherente.
ResponderEliminarEn fin, "Tunnel of Love", tras muchas vueltas, se ha convertido en mi canción preferida del grupo, porque como tu bien dices, dura 8 minutos pero se pasan volando.
Y hace unos cuantos años me compré el Brothers in Arms, atraído lógicamente por "Money for Nothing", pero no creo que lo haya escuchado entero nunca. La parte central se me hace eterna (de hecho son cinco canciones en media hora, lo que da ganas de bostezar ya de primeras)...
Así que Making Movies es ahora mi disco favorito de Dire Straits. Aunque tengo que escuchar "Love over Gold", que promete...
A mí es "Brothers in Arms" la que me abduce. Totalmente. Me ha encantao la reseña, George.
ResponderEliminar:-D
Grande la crítica, grande Dire Straits y grandísimo Mark Knopfler. La verdad es que con discos como este se han ido ganando un hueco en mi corazón, y a base de ponermelos en el tocadiscos de mi padre en el sótano se han convertido en mi grupo favorito del siglo pasado. Hay canciones que me pueden más (Romeo & Juliet es soberbia, Tunnel of Love más de lo mismo) y otras menos (Les Boys es, cuanto menos, curiosa), pero la verdad es que en general deja muy buen sabor de boca. A ver si alguien hace una crítica del Brothers in Arms, que veo que os trae a todos locos, cuando en lo personal prefiero On Every Street (Fade to Black, You and Your Friend o When it Comes to You son espectaculares :E)
ResponderEliminarun saludo!
Moctezuma, querido, da gracias que he reconocido que es algo de viento el órgano ese (viento percutido, ¿no?), porque identificando instrumentos soy peor que horrible xD
ResponderEliminarY después de consultar con ese amigo experto en Dire Straits que todos tenemos, concluyo que A) Tunnel Of Love es la canción favorita de mucha gente y B) El "Brothers In Arms" (con esto respondo a otras preguntas de Jose y Gino) es quizá mejor en cuanto a temas individuales, pero como disco en conjunto, "Making Movies" lo supera con creces. Y como esos dos (junto al "Alchemy" y al "Sultans of Swing: The Best Of Dire Straits") son los únicos que conozco, no me atrevo a hablar más. Pero bueno, si pedís alguna otra crítica de los Straits, aunque sea poco ortodoxo repetir críticas de un grupo habiendo tanto pendiente, la hago encantado (lo agradezco, de hecho :P).
Me alegro de que os haya gustado, gracias por pasaros ^^
Viento percutido, eso es nuevo... xD Sí, en sentido estricto el órgano es un instrumento de viento (aunque dudo mucho que este sea un órgano no electrónico, puede que me equivoque). Es un instrumento de viento con un teclado, como un acordeón. Percutido lo asocio más con cuerdas, aunque no soy precisamente un experto en el tema.
ResponderEliminarPor otra parte, no podría estar más de acuerdo con tu conclusión B.
Para mi sin duda los mejores discos de Dire Straits son "Dire Straits", "Communiqué" y "Love Over Gold"
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