NUJABES - MODAL SOUL (2005)
Nujabes, nombre artístico de Jun Seba, sigue siendo uno de los artistas más queridos de Japón tras su trágica muerte en 2010 en un accidente de tráfico. Ahora su obra forma parte de esos canales de YouTube que ofrecen 24 horas de beats hip hop relajados para mejorar la concentración durante el estudio, que es un propósito loable, supongo. Tonterías aparte, es cierto que su producción de ritmos hip hop, muy influida por el jazz y el soul, dista mucho de lo normal. No hay tambores en tu cara ni samples agresivos; en "Feather" tenemos un suave piano y un contrabajo dando forma a prácticamente todo el fondo del tema, hasta que aparecen unos contenidos metales. El rap tampoco nos lanza contra una pared, si no que es más conversacional y tranquilo. En "Ordinary Joe" cuenta con la inestimable ayuda del soulman Terry Callier, que resulta ligeramente desaprovechado por desgracia, quizá porque la batería invade su espacio.
El piano es una presencia omnipresente aquí, el hilo conductor de todas las armonías, y con un sonido casi siempre romántico. Como lo es en general "Luv (Sic.) Part 3", la tercera parte de una especie de sinfonía que Nujabes desarrolló a lo largo de los años y los discos. Esta entrega es una de las mejores, de nuevo con la instrumentación jazz y los versos sobre la magia de la música y la fragilidad de la vida humana. Hay un uso frecuente también de influencias más bien latinas, como en "Thank You", que suena casi a Santana, o "Modal Soul" que se va por derroteros más brasileños. La pista final, "Horizon", es una extensión de todo el disco, que no aporta nada nuevo pero al mismo tiempo resume lo anterior a la perfección en 7 minutos instrumentales. Hay algo en el disco, no sabría decir exactamente qué, que hace que las canciones leviten unos cuantos metros sobre la superficie. La idea de coger prestadas cosas del jazz para hacer hip hop no es exactamente nueva, pero nada se parece esto a ATCQ, por poner un ejemplo. Gente en busca de música para estudiar, este es vuestro sitio. Y si no queréis, tampoco está mal.
VALORACIÓN: ☀7.5
GÉNERO: Jazz rap celestial.
X JAPAN - ART OF LIFE LIVE (1998)
El visual kei, una corriente musical y de moda, es algo así como el equivalente japonés del glam metal. Sus intérpretes eran ídolos de masas, con melenas al viento y una apariencia andrógina que volvía locas a las chicas, como ya pasó con Bon Jovi o... yo qué se, Boy George. En estudio, el EP de Art of Life es una maravilla de power metal over nine thousand, una extensa suite de 29 minutos que para muchos es la cumbre de la banda. Pero, y no suelo decir esto muy a menudo, en directo las dimensiones que cobra "Art of Life" son extraordinarias. El griterío de la audiencia es ensordecedor en esta grabación (advertencia para epilépticos, porque madre mía las luces) de la Nochevieja del 93, que luego se lanzaría también como EP. Cuando entra Toshi, con esa voz a lo Steve Perry ahogándose, el Tokyo Dome se hace oir más que el propio cantante.
Pero tan protagonista o más que Toshi es Yoshiki, un músico inmensamente talentoso. Su trabajo a la batería es ya de por sí excelente, lo mismo con virtuosos breakdowns que con intensos blastbeats, pero es en la introducción y, especialmente, en el laaaaaaargo, laaaaaaargo intermedio que parte la canción en dos mitades llenas de estrofas metaleras, estribillos de estadio y solos neoclásicos cortesía de hide. Y en pleno centro, como digo, ocho minutos de piano solo porque sí. Lo que comienza como un dulce y melancólico punto y aparte empieza a subir en intensidad y a convertirse en una cacofonía absoluta con Yoshiki aporreando literalmente las teclas mientras da vueltas y vueltas y pone posturitas (parte del piano estaba pregrabado, pero a estas alturas no vamos a llamarle a nadie la atención por eso). Para fanáticos del metal más extravagante y recargado (y no muy puristas), esto es una escucha muy recomendable.
Pero tan protagonista o más que Toshi es Yoshiki, un músico inmensamente talentoso. Su trabajo a la batería es ya de por sí excelente, lo mismo con virtuosos breakdowns que con intensos blastbeats, pero es en la introducción y, especialmente, en el laaaaaaargo, laaaaaaargo intermedio que parte la canción en dos mitades llenas de estrofas metaleras, estribillos de estadio y solos neoclásicos cortesía de hide. Y en pleno centro, como digo, ocho minutos de piano solo porque sí. Lo que comienza como un dulce y melancólico punto y aparte empieza a subir en intensidad y a convertirse en una cacofonía absoluta con Yoshiki aporreando literalmente las teclas mientras da vueltas y vueltas y pone posturitas (parte del piano estaba pregrabado, pero a estas alturas no vamos a llamarle a nadie la atención por eso). Para fanáticos del metal más extravagante y recargado (y no muy puristas), esto es una escucha muy recomendable.
VALORACIÓN: ✓7
GÉNERO: Metal sinfónico con pintas.
KYARY PAMYU PAMYU - NANDA COLLECTION (2013)
¡El kawaiismo ya llegó! ¡¡¡¡NANDAKOREKUSHOOOOOOON!!!! Kyary es una de las mayores estrellas mundiales del j-pop, y quizá hasta una figura de culto en según qué círculos. Videos coloridos, disfraces infantiles, y un mundo de gominolas... su imagen es tan importante como su música, pero tampoco va necesariamente escasa de lo segundo. Una orquesta de juguete nos da la bienvenida con un pequeño jingle, hasta que los sonidos chiptune-dance se apoderan de la escena. "Ninja Re Bang Bang" nos da toda la información que necesitamos. Sintetizadores de Nintendo, alguna melodía de aires más nipones, y esa voz artificial que le hace a uno preguntarse si Kyary es en realidad una persona humana o un programa de síntesis por ordenador.
No hay una pizca de tristeza en los (excesivos) tres cuartos de hora de disco. Estribillos tontorrones como el de "Kimi ni 100 Percent", temas más movidos como el homenaje a los arcades "Invader Invader" (que cuenta hasta con un momento megadubstep), y otros absolutamente desquiciantes como "Mi": todos ellos se dan cita aquí. Por su parte, "Fashion Monster" es uno de los puntos altos, con la electrónica supercuqui dando un ligero paso atrás, con resultados menos estridentes (quizá un poco más "shibuya-kei", o algo). Es un álbum difícil de recomendar, porque la cantidad de azúcar por segundo sería capaz de poner patas arriba el negocio de la odontología. Pero temas como "Saigo no Ice Cream" o el final "Otona na Kodomo" son tan... adorables, que quizá, y sólo quizá, merezcan la pena los empastes. Y si no es la música, por lo menos los videoclips.
VALORACIÓN: ❄5.5
GÉNERO: Nintendo-kawaii pop.
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