ÁLVARO: ¡Hemos vuelto! Como cada semana, bla bla bla, hoy traemos a uno de los pioneros de la new wave, un grupo revolucionario que cambió el mundo del pop tal y como lo conocemos, imagino. Liderados por la fantástica Debbie Harry, y poseedores de una estética rompedora, Blondie tendió un puente entre escenas prácticamente opuestas y gracias a ello se convirtieron en una de las grandes bandas salidas del punk neoyorquino. Y todo, en buena parte, gracias al Parallel Lines que hoy nos ocupa.
JORGE: Desde luego, este tercer disco fue el que les dio un empujón brutal de fama, y a día de hoy, sigue conteniendo los dos temas más conocidos de Blondie (no me avergüenza reconocer que son los dos únicos que habría podido tararear antes de prepararme esta reseña). Es un trabajo con un sonido pop-rock-punk-new wave-loquesea que entra desde la primera escucha y en el que el proceso de producción fue poco menos que curioso. Creo. Quizás no. Quizás me lo haya inventado. Quizás nunca lleguéis a saberlo.
A: Pero cuéntaselo, que seguro que te lo sabes muy bien.
J: En realidad, seguro que tú te lo sabes mejor, pero bueno. Para empezar, fue un disco lanzado en tiempo récord: el anterior trabajo de Blondie, Plastic Letters, había salido solo siete meses antes que este, y los seis meses previstos para la producción se convirtieron en seis semanas. Por otra parte, su nuevo productor, Mike Chapman, decía que eran unos inútiles como músicos, que no se aguantaban (ni entre ellos ni él a ellos) y que les importaba una mierda todo. Y al parecer alguien lanzó un teclado a su cabeza en un arrebato de furia. Pero fuera como fuera, parece que salió bien la cosa, visto el resultado.
A: Los mejores discos suelen ser aquellos en los que alguien le tira cosas a alguien. Mike Chapman, dicho sea de paso, fue uno de los grandes productores de los setenta junto con Nicky Chinn, que prácticamente llevaron el glam rock a las listas. Así que fue buena elección (de la discográfica), y probablemente el disco no sería el mismo sin él. Fue él, al fin y al cabo, quien consiguió que la banda le diera un par de vueltas a ese “Heart of Glass” para convertirlo en lo que se acabó convirtiendo, un himno del disco-punk que puso a bailar a gente de todo tipo.
J: Es, sin duda, uno de los dos temas más recordados del disco, y con razón. Compuesto por las dos cabezas más visibles de la banda, Debbie Harry y Chris Stein (aunque cabe decir que en el disco la composición de los temas está muuuuuy repartida entre todos los miembros, no sería fácil destacar a nadie en particular… salvo quizás, ligeramente, ellos dos), toca, como muchos otros temas del disco, el amor, pero lo hace de manera tan original como pegadiza. Los sintetizadores molan fuerte, el ritmo es bailongo, y Harry está soberbia a la voz, y sobre todo, muy diferente de como está en ese otro gran tema: el acoso-biográfico “One Way or Another”.
A: Aunque tú señalas dos temas por encima de los demás, a mí me parece imposible encontrar un tema que sea flojito, con la posible excepción de “I Know But I Don’t Know”. Es un tema donde las joyas pop están por todas partes. Aunque sí, es cierto que “Heart of Glass” y la agresiva “One Way or Another” son quizá los mayores éxitos. No querría olvidar, sin embargo, el tema de apertura “Hanging on the Telephone”, compuesto por uno de esos pequeños héroes olvidados del pop, Jack Lee (líder de The Nerves y responsable también de “Will Anything Happen”, en este mismo disco, o el éxito de Paul Young “Come Back and Stay”). Me parece un tema golosón de power pop en el que Harry está, como de costumbre, inconmensurable.
J: Bueno, he de matizar que si señalo esos dos temas es porque considero, efectivamente, que son los grandes éxitos, y los más recordados, pero estoy totalmente de acuerdo contigo en que el nivel general es altísimo y me costaría mucho destacar en cuanto a calidad uno u otro. Hay dos… o tres, que me llegaron desde la primera escucha. Uno es, efectivamente, “Hanging on the Telephone”, que de nuevo vuelve al tema esta vez no tanto del amor, sino más con tintes erótico-festivos, y Harry en un papel protagonista. Por otra parte, “Fade Away and Radiate”, que no sé muy bien de qué habla, comienza con un cierto rollo Depeche Mode que me sorprendió mucho por lo inesperado que resulta, aunque luego tenga una deriva pop menos experimental. Y finalmente, mi indiscutible favorito, ese “11:59” que me parece rítmicamente soberbio, y que creo que tiene una de las letras más bonicas y mejor escritas del disco.
A: “11:59” es líricamente la mejor canción, casi sin duda, y “Fade Away and Radiate” es una semi-experimental oda a las viejas glorias de la televisión con la participación de un tal Robert Fripp, que pasaba por allí o algo. Hay de todo en este disco, que debería encandilar a todo amante del pop que se precie. Las reminiscencias sesenteras de temas que también deberían sonar mucho a la gente como “Sunday Girl” o “Picture This” (recuerdo que escuchar “Picture This” en una FNAC fue lo que me hizo comprar este disco) nos recuerdan que los grupos de chicas como las Shirelles o las Crystals fueron una influencia en el punk tan grande o más que los Stooges (que se lo pregunten si no a los Ramones). No se puede pedir mucho más: se puede rocanrolear o bailar o simplemente disfrutar de melodías perfectamente trabajadas.
J: Tampoco se puede añadir mucho más, creo. Bueno, sí, que como entre alguien que no nos conozca y te pille hablando así con ese desparpajo de Robert Fripp igual le da un algo. Y, efectivamente, los temas que mentas tienen reminiscencias muy sesenteras, al igual que “Pretty Baby” (quizás menos conocida, pero uno de los temas más interesantes del disco en lo que a voz, o voces, se refiere), y bueno, mucho del trabajo en general. Para concluir, hablaría de “Just Go Away”, la canción de cierre (muy apropiada), que se mueve entre un cierto dolor por parte de Harry ante el amor marchito, y el cabreo agresivo que tanto les caracteriza y tanto mola. Y los guitarreos y Harry gritando “oooooooh” molan también, por qué no.
A: Qué rápido nos lo hemos ventilado. Un poco como el disco: es corto pero se disfruta un montón. No sé si la crítica esta se disfruta un montón también, supongo que no. El caso es que Blondie siguió sacando grandes singles como “Atomic” o “Call Me”, o incluso el primer hit del rap “Rapture”, pero jamás sacó un disco tan consistente y con tanta calidad como Parallel Lines. Pero qué le vamos a hacer, no se puede tener todo.
J: Es lo que hay, y hay que asumirlo. En cuanto a la rapidez, quizás podríamos hablar un poco de las sucesivas reediciones que tuvo el disco, que no sé si habrás escuchado. Yo he estado con la remasterización de 2001, que incluye la versión larga de “Heart Of Glass”, la maqueta previa del ‘78 de la canción, y tres temas en directo (“Bang a Gong (Get It On)”, “I Know But I Don’t Know”, y “Hanging On The Telephone”). Personalmente, y salvo por lo curioso del sonido más disco de la maqueta, me parece muy innecesario todo, y creo que alarga el disco haciéndole daño a lo digerible que resultaba antes, pero qué se yo. Además, las versiones en directo tampoco es que sean soberbias, por decirlo amablemente.
A: Supongo que es el tipo de banda que gana en el estudio, especialmente bajo las riendas de alguien avezado como Mike Chapman. Aunque según dicen, en últimas giras en las que tocaron el Parallel Lines (de hace un par de años o así), la banda ha ganado bastante. Pero claro, si no han aprendido a tocar en cuarenta años, pues tendría delito. En fin, podemos pasar a las notas, creo.
J: Bueno, hay muchos músicos delictivos a ese respecto. Están Txus Di Fellatio, Lars Ulrich… En fin, la cuestión de las notas. La verdad es que no lo he pensado mucho. Ni mucho ni poco. Pero así, guiándome por los sentimientos y lo bien que lo he pasado escuchando este disco creo que le voy a dar uuuuuuuun… 8’5. Venga. Por qué no. Tú qué.
A: Pues me parece muy bien. Yo le voy a dar un similarmente alto 24. Que es una nota muy decente. Y ya está, creo.
J: Mayormente, sí. ¿Algo que quieras añadir a modo de colofón final? ¿Algún exabrupto inesperado o loa poco decorosa?
A: Después de lo de la semana pasada me gustaría ser lo menos controvertido posible. Al parecer Carmen Sevilla está mal, o eso parece. Igual de aquí a cuando se publique esto ya ni se encuentra entre nosotros. Así que... ¿que viva Carmen Sevilla, hombre ya?
J: Depende. A mí solo me gusta loar cosas dignas de loa. También me gusta la palabra “loa”, como se puede comprobar. ¿Qué ha hecho Carmen Sevilla?
A: Presentó Cine de Barrio y cantaba cosas así como muy cañís. Pero ya no sé ni qué decir. Loa, loa, loa, te necesito loa.
J: Pues di algo, lo que sea, antes de que diga yo algo comunista. Venga. Di tu frase.
A: Ugh. Viva Ada Lovelace, por ejemplo.
J: (Mujer ya).
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