ÁLVARO: Estoy disfrutando de ese infierno personal llamado “vacaciones”, por lo que mi alma se encuentra en estos momentos en un lugar muy oscuro. Oscuro como el Mar Mediterráneo, por la noche, donde no puedes siquiera ver tu propio reflejo. Y es por eso, o no, que el disco que vamos a reseñar está semana es tan inhóspito y siniestro. Hablo de Disintegration, de Robert Smith y sus Cure.
JORGE: Tal vez dicho infierno personal se asemeje al que Smith vivía en los momentos en que pergeñó este disco, aparentemente con una depresión a cuestas y la crisis de los 30 acechándole. Aunque tampoco parece que al grupo le fuera excesivamente viento en popa, a pesar del éxito comercial de su anterior trabajo, Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me: los problemas con el alcohol, y un poco en general, tengo leído, el pasotismo del baterista/teclista Lol Tolhurst, supusieron un terremoto, que, unido a lo que pasaba por la cabeza del cantante, pudo influir en esa opresiva oscuridad que mueve el disco. Y que, diré de antemano, poniéndome a cubierto de inmediato: se me hace un tanto tediosa, para qué engañarnos.
A: La verdad es que ese tedio que, para que negarnos, es real, me parece al mismo tiempo parte de su atractivo. La atmósfera es envolvente, como una mortaja, y te tira hasta el fondo del abismo. Como has dicho, Robert y compañía no pasaban por el mejor estado mental, y ese éxito comercial era del todo indeseado. Irónicamente, Disintegration supuso un éxito todavía mayor, así que no sé hasta qué punto la banda seguirá teniendo buen recuerdo del álbum. Un álbum que, aparte de la ya mencionada sensación opresiva que genera en el oyente, dura como 70 minutos, y cuyas canciones no tienen ninguna prisa en revelar sus encantos. Todas son exploradas en su totalidad, no se dejan nada en el tintero. No es un disco para todos los días pero en el día correcto, es insuperable.
J: Estoy, creo, hasta cierto punto de acuerdo. Cierto es que el tedio, relacionado también con esos 70 minutazos de duración, es parte de la atmósfera y el encanto del trabajo pero… Bueno, no tengo mucho más que elaborar en esa frase, la verdad, porque mi rechazo del mismo es en cuanto a gusto personal. La cuestión es que la lentitud con que arrancan las canciones es una de las cosas que se me hacen más cuesta arriba, porque del disco me sobra la mitad, prácticamente: de 12 canciones, solo 4 bajan de los 5 minutos, y otras tantas superan los 7. Y para mí, que todo el que me conoce sabe que no tengo ningún problema con temas largos, tanta duración no ofrece una variedad equivalente: demasiados temas se parecen demasiado entre sí, o tienen poca variedad en sí mismos. Es por ello, quizás, que los temas más conocidos del disco son algunos de los más cortos, como “Lovesong” o “Lullaby” (aunque hay excepciones, claro: “Pictures of You”, sin ir más lejos, es bastante extensa).
A: Eso es difícil de discutir: el sonido tan peculiar del grupo se repite una y otra y otra vez. Es difícil saber cuál canción es cuál, aunque hubo un esfuerzo en añadir unos cuantos temas un poco más asequibles, como los que tú mismo has citado, o el casi bailable “Fascination Street”. Pero el resto, casi sin excepción, es el mismo absorbente rock con sintetizadores fúnebres y ritmos post-punk cubiertos de reverb. Vamos, lo que todo el mundo conoce como rock gótico. Temáticamente, refleja el momento delicado del grupo, y en particular de Smith. “Closedown”, en su letra, enfoca el tema principal del disco, ese ansia de Smith de hacer su obra cumbre antes de hacerse demasiado viejo.
J: La preocupación por la edad es bastante insistente en las letras. Como bien dices, aparece en “Closedown”, pero también lo hace en “Lovesong” (“Whenever I’m alone with you / you make me feel like I am young again”) o puesta en boca de una segunda persona en “Plainsong” (“I think I’m old and I’m feeling pain”). Ese dolor y esa depresión de Smith, letrista de todas las canciones, se reflejan en la mayoría de los temas, de manera muy directa; personalmente, eso sí, y no sé si lo compartirás, se me antojan unas preocupaciones mucho más interesantes cuando las refleja de manera más metafórica, a modo de historias en por ejemplo “Lullaby” o “The Same Deep Water As You”.
A: La verdad es que Smith me gusta mucho como letrista, aunque no entiendo la mitad de lo que dice. Quizá por eso mismo. Sé que es todo autocompasión y sueños que se evaporan en una negra neblina, aunque tiene un don que le hace no ser recargado pese al monotema que suelen ser sus temas. Es música para vagar atormentado. Ese “Last Dance” sobre un amor del pasado, ese “Homesick” con su piano lacrimógeno. Y sobre todo, la catarsis de “Disintegration”, una canción rotunda e intensa. No está claro lo que se desintegra, si es la banda, la relación con su esposa (con la que se acababa de casar) o el propio Smith. Ya digo, un álbum que puede arruinarte el día.
J: No está claro, a pesar de que dedica (los he contado) 64 versos a contarlo. Comparto por completo la opinión: es música para atormentarse, de esa que te llega en los momentos más oscuros, y The Cure se empeñan también en recordarlo con la característica imagen de sus videoclips (y de ellos mismos): desorden, telarañas, vejez, interiores o lugares fríos, oscuridad… Todo contribuye a esa desgarradora y agobiante atmósfera que mentábamos al principio. Es una experiencia, ni más ni menos.
A: ¿Cuántas páginas llevamos? ¿Nos queda algo más que decir? ¿Algunas palabras que quieras dedicar a los nazis que nos puedan estar leyendo?
J: Me gustaría recordar que el único nazi bueno es el nazi muer… Eeeeh, que un saludo al líder de los Kiss, Henry Kissinger.
A: Duras declaraciones. Por mi parte, hora de revelar la puntuación. En mi caso, y aunque está sujeta a cambio por este infierno personal que he mencionado, le voy a dar un 28/30 (9+). Buena nota para un disco que me ha ayudado a sentirme peor cuando tanto lo necesitaba.
J: Buena nota, sin duda. Mucho peor es la mía, por la que seguramente me llueva (más) odio, pero me gusta que me ataquen: le doy tan solo un 7’5. Reconozco su influencia y calidad, y tiene temas que individualmente me encantan, pero el proceso de escucharlo entero tres o cuatro veces, con lo largo y agobiante que resulta, me ha hecho desear no volver a escucharlo nunca más. Muy fuertemente. Y poco más que añadir.
A: Te van a romper el tuje los fans góticos. O gothic lolita. O alguien. Yo por mi parte he empezado la crítica vagando por las calles de una ciudad extraña, y la acabo en la misma situación. Así que bueno, supongo que el disco no me ha ayudado. Ni la crítica. Buah.
J: Pídele ayuda a Estanli y sus gulags. Él siempre ayuda.
A: Viva Estanli, hombre ya.
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