Madre mía, "Desmotivaciones", qué salva inicial, ¿no?
Para hoy tenía programada una entrega más del recorrido solipsista por mis 250 canciones favoritas, pero recientes acontecimientos me instan a dar un paso atrás. Pitchfork, el adalid de la música independiente, ha sido engullido por el capitalismo, pasando a ser una parte más de un conglomerado acéfalo al que poco le interesa, todo apunta a ello, el último disco de Ty Segall. Pero eso no es lo peor.
¡Lo peor es que nadie me ha preguntado a mí! Quince años hace ya, y quince años tenía, de la primera reseña de este blog, una vaporosa review de Back in Black de AC/DC, sin contenido redimible alguno. Las tildes son opcionales, el análisis es somero como poco, y en cada palabra fluye una diminuta corriente de esnobismo mal disimulado, tratando de ocultar el hecho de que, si soy sincero, Back in Black me suda bastante las narices, y también lo hacía entonces.
El caso es que mi veteranía es un grado, y en esta década y media (muy interrumpida, todo hay que decirlo) creo haber ganado algo de integridad periodística, cosa que se ha traducido en un número de visitas en perenne mengua. Rockrítico es una víctima más de la muerte de este formato, especialmente si fingimos que algún día nos leyó alguien. Que ese presunto millón de turistas en este nuestro apartahotel de la melodía que me indica la página de estadísticas de Google no está compuesto, en un 95%, de spambots y robots de crawling para buscadores. Pero prefiero creer que no; en parte por sentido común y humildad, en parte porque si cada lectora me diera una peseta... Falta de sentido empresarial, qué le vamos a hacer.