miércoles, 18 de octubre de 2017

Tom Petty and the Heartbreakers - Damn the Torpedoes (1979)



JORGE: Probablemente sea algo tan injusto como inevitable, pero lo cierto es que muchos artistas no tienen el reconocimiento que merecen en este blog hasta que no ha llegado su hora. Y, si bien no es exactamente el caso de Tom Petty, a quien ya recordó Álvaro en un artículo de hace años sobre músicos magníficos olvidados en nuestro país, hacerle un hueco al recientemente fallecido Thomas era lo menos que podíamos hacer. Y qué mejor manera de hacerlo que con el mayor éxito que lanzó con los Heartbreakers, este Damn the Torpedoes que mañana mismo cumple 38 añazos.

ÁLVARO: No recordaba haber hecho ese artículo, así que supongo que sigue siendo olvidado a su manera. Lo cierto es que Petty, este rubiño como medio rebelde pero no del todo, es un producto muy americano, muy de la tierra y de las larguísimas carreteras en línea recta que atraviesan los Estados Unidos. Algo que allí estarán hartos de escuchar en la radio de rock clásico, pero que aquí, por el motivo que sea, no termina de cuajar. Y en cierto modo, me parece que si fuera americano, este álbum me llegaría más de lo que ya lo hace, que es bastante. Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Algo que quieras añadir sobre las peculiares circunstancias en las que pudo o no salir a la luz este trabajo?
J: El único detalle que conozco es que se lanzó un día antes del 29º cumpleaños del líder de la banda (que, por tanto, echando cuentas, habría cumplido pasado mañana 67 años). Más allá de ello, todo tuyo.

A: Pocos deberes has hecho entonces. O algo. Veamos, Petty estaba firmado por una subsidiaria de ABC Records, que acababa de comprar MCA Records. El caso es que a Petty no le hizo ninguna gracia que su contrato viniera incluido en la compra de la compañía, así que se negó a irse a MCA por cabezonería más que nada. MCA amenazó con demandarlo, y él se declaró en bancarrota por fastidiar. Total que ganó y MCA le puso una oferta mucho más jugosa. Petty reconoció, que aunque fuera de manera accidental, el cabreo provocado por todos estos aburridos asuntos burocráticos que no interesan a nadie influyó en la elaboración del álbum. Dejo como trabajo al lector encontrar algunas pruebas de ello.

J: ¿Y no podías haber contado todo eso sin afearme el que solo me haya leído el primer párrafo de la entrada de la Wikipedia en inglés de este disco?

A: No, no podía. Ahora da tu opinión sobre lo que hayas escuchado, que lo mío es contar los detalles que no podrían importarle a ninguna persona normal.

J: Fair enough. Parece que no soy normal, pues. Fuere como fuere el proceso de producción, el álbum resultante viene a ser un poco un ejemplo perfecto, al menos en lo musical, de eso que se conoce como heartland rock, que estaba muy de moda en aquellos años merced a gente como el Boss o estos chicos, y que en España equivalía a lo que una periodista muy pedante de la Movida llamaba “rock carpetovetónico”. A saber, ese sonido tan americano profundo del que hablas, de largas carreteras, obreros que llegan cansados de trabajar, y esas cosas. Ahora bien, digo en lo musical, porque… ¿es cosa mía o el álbum resulta pelín monotemático en las letras? Contando, contando, solo me salen dos canciones en todo el disco que no hablen de “una chica” de una manera u otra.

A: No, no es cosa tuya. Es como muy retro, chicas y coches (aunque coches tampoco hay muchos). La canción que quizás lo mejor lo representa es, obviamente, “Here Comes My Girl”, un gran tema con un inicio en el que Petty nos narra su hastío vital en una ciudad aburrida, antes de que el recuerdo de su amada le levante los ánimos y conduzca a ese excelente estribillo, con aire a lo Byrds (el parecido entre Petty y los Byrds ha sido comentado hasta la saciedad, tanto es así que Roger McGuinn dijo de “American Girl” que “no recordaba haberla compuesto”).

J: “Here Comes My Girl” me tuvo indagando mucho sobre si era Petty el que cant… tiraba versos con desgana, además de quien canta ese genial estribillo (y dado que no encontré información que rechazara dicha conclusión, deduje que así era). Pero lo que comentas del “aire a X” es algo que he visto mucho en el disco. Por ejemplo, mi canción favorita, “Even the Losers”, un bonito tema sobre el pasado, el amor, y cosas, suena tantísimo a Bryan Adams que si me dijeran que es un tema original suyo no me habría extrañado lo más mínimo. Y sí, Adams empezó en esto algo más tarde que estos chicos, así que la influencia irá en el otro sentido, pero bueno, se me entiende.

A: Casi cualquier persona que cogiera una guitarra y cantara canciones de malote le debe un poco a Tom Petty. Este disco tiene sólo nueve canciones, pero (tal vez gracias a eso) es consistente a más no poder. “Refugee”, el tema de inicio, bien podría ser mi preferido de toda su carrera, con ese órgano que parece una locomotora arrancando, cortesía de Benmont Tench. La banda en general merece una mención, especialmente las finas melodías de la guitarra de Mike Campbell, otro de los grandes responsables del sonido Heartbreakers.

J: De hecho, Campbell es el único compositor acreditado en el disco junto con Petty, en esos dos primeros temas que ya has mencionado (los otros siete son enteramente de nuestro homenajeado). Efectivamente, el disco tiene una gran consistencia, como decíamos, en temática y sonido, y aunque tanto “Refugee” como “Even the Losers” me encandilen muchísimo, quizás por ese motivo me resulten más interesantes dos temas que se despegan un pelín de lo que es el resto del trabajo, aunque se apeguen más a los cánones del género: “Century City”, que creo que va de que las cosas cambian y hay que adaptarse, o algo así, y el tema de cierre, “Louisiana Rain”, una soberbia balada que tiene mi letra favorita del disco (el estribillo, sencillo pero bonico a más no poder: "Louisiana rain is falling just like tears, / running down my face, washing out the years"), y que aparte de preconizar en sus primeros momentos el trap, es la única canción en el umbral de los 6 minutos.

A: Qué dices tú del trap. En fin, “Century City” va según he leído sobre Los Angeles, que es todo lo contrario al sur de donde era oriundo el señor Petty. Me hace risa el final de la canción, que es un calco del de “Suffragette City” de David Bowie. Para destacar más aún a Benmont Tench, que es la estrella tapada del grupo, mencionar el mega-single “Don’t Do Me Like That”, con su piano resultón dando fuerza a los acordes; y el boogie de “What Are You Doin’ In My Life?”, las dos relativamente similares en temática y en estribillo machacón. Es un disco llenito de highlights en el fondo.

J: “What Are You Doin’ In My Life?” sería hasta divertida si no fuera por lo siniestra que resulta en el retrato de una joven que acosa a Petty y va por ahí diciendo que están arrejuntaos. Coincido con que los teclados de Tench son una de las cosas más guays del trabajo, del que, bien que mal, ya hemos dado cuenta en su práctica totalidad. Faltaría mención a “You Tell Me” (el amor, again, esta vez roto y manipulado. Y con algo que musicalmente me recuerda a Dire Straits y no sé por qué), y a “Shadow of a Doubt (A Complex Kid)”, que me hacen no querer preguntarme cuántos años tiene ella. Pero que, aparte de eso, resulta bastante memorable, y casi que diría que una de las canciones que mejor resumen y/o ejemplifican el disco, sin ser, ni de lejos, la mejor en lo que a calidad se refiere.

A: Estoy de acuerdo. Diría que en esta semana he tarareado fácilmente 7 de las 9 canciones, así que nos estamos acercando a cifras Thriller en ese sentido. Me parece un disco excelente que se merece una nota alta y espero que se la des. ¿Eh? ¿Eh? A ver qué haces.

J: A que le suspendo, por ser tan dictador.

A: Ay, lo siento. Puede usted darle la nota que guste.

J: En realidad, le voy a dar una nota alta, porque como bien dices, se la merece. Y esa nota será un 9. Musicalmente, como todo el género que abanderaron Tom Petty and the Heartbreakers en primera fila junto a Springsteen y alguno más, me encanta, y muchos de los temas se me han grabado mucho de lo pegadizos que resultan. En cuanto a las letras me ha decepcionado un poquillo, por monótono, pero no es malo en absoluto, y un par de ellas son lo bastante buenas como para justificar que no baje del sobresaliente. Te toca.

A: Yo le daré una nota bastante alta también, un delicioso 23. Salvo “Refugee” no hay ninguna para mí que sea ultratop, pero todas las canciones son estupendas y no es fácil. Bueno, es más fácil cuando el disco dura 35 minutos, pero tampoco le resta mérito. Creo.

J: Para mí, de hecho, la duración le suma mérito, pero yo es que soy muy especial. ¿Algo más que quieras añadir, pues?

A: Creo que no, crítica cortita para un disco cortito y para nosotros, que también somos muy cortitos. O no. Acaba tú.

J: Vivan las kilonovas, LIGO ya.

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4 comentarios:

  1. Yo solo digo que me he escucahdo el disco y tengo ganas de coger el coche a tomar la autopista. Podríamos llegar lejos, incluso a Albacete.

    Sé que tenéis una lista enorme y una planificación detallada, pero ¿os hace unos Manic Street Preachers?

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    1. Eso sí que va a tener que esperar hasta diciembre, pero me parece guay.

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    2. Más lo de los Manic, el viaje puede ser cualquier día de estos.

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