martes, 7 de mayo de 2013

Tocata y fuga en Re menor, J.S. Bach


Wagner dijo una vez, sobre Bach: "Es imposible describir la inmensa riqueza de su música, su naturaleza sublime, y su valor universal, comparándola con cualquier otra cosa en el mundo". Y no le faltaba razón. Lo de Johann Sebastian (Juan Sebastián para los amigos) es algo fuera de lo común, música hecha para ser oída, para echarse en el sillón, la cama o el césped y dejarse llevar. Su legado es inconmensurable, con la friolera de más de 1000 obras, entre las que hay de todo: oratorios, conciertos, cantatas, sonatas, suites. Lo que se pueda uno imaginar. Su trabajo se considera la cumbre del periodo Barroco. Muchos piensan, de hecho, que el Barroco llegó a su fin tras la muerte de Bach (1750) porque el buen hombre había exprimido todas las posibilidades del estilo. Tres de sus hijos (Johann Cristian, Carl Philipp Emanuel y Wilhelm Friedmann) fueron también compositores notables, aunque sin alcanzar ni de lejos la fama de su padre y dando muestras de cambio en el estilo, iniciando lo que se conoce como el Preclasicismo, el intermedio anterior a la llegada de Hadyn y Mozart.

Me ha costado mucho decidirme por una de las muchas joyitas de este señor. Y en la sección de Música Clásica ya iba siendo hora de hacer una crítica en todo su esplendor a un peso pesado. Pero a uno de verdad. Bach, al igual que Mozart, Beethoven, Wagner, Brahms y demás genios, tiene varias obras en cuestión que no son de este mundo. Esta es una de ellas. La monumental, indescriptible e imaginativa hasta la saciedad, Tocata y fuga en Re menor para órgano. Una de las piezas que han cambiado, y mucho, la historia de la música para siempre. 

Antes de empezar con el análisis propiamente dicho, quisiera dejar algo claro, sin acritud. El hecho de que a esta maravilla se le haya colgado el cartel de "música de vampiros" no me deja sino horrorizado y pensativo, de cómo podemos caer tan bajo. Claro que queda bien en una peli de vampiros. Y de suspense, y de ciencia ficción, y en lo que te de la gana. Se ha utilizado tanto en tantísimas facetas (películas, anime, videojuegos y música rock, en grupos como Muse, Deep Purple o Megadeth) que es tan conocida como Los Simpsons. Lo triste es que todo el mundo se quede con los 10-12 primeros compases y poco más, que es lo que la ha popularizado, algo que la asemeja a la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart o la Quinta Sinfonía de Beethoven, por poner algunos ejemplos.  Animo a escuchar enterita y sin cortes la pieza en cuestión para deleitaros con 9 minutos orgásmicos y enterrar fantasmas en forma de tópicos. Pero a lo que vamos, ¡Tocata y fuga, te elijo a ti!

Un día como cualquier otro en la familia Bach

Ya sé que con las obras anteriores he hecho descripciones in situ del contenido musical, pero aquí no hay mucha historia y tampoco voy a regodearme. El conjunto está dividido en dos partes más que diferenciadas, como bien se aprecia en el título: 

Tocata

La tocata, por así decirlo, es una pieza muy característica del periodo Barroco escrita para teclado (clave, órgano o similares), creada con el propósito de mostrar la destreza del intérprete. La que nos ocupa, que apenas dura dos minutos y medio, es un MUY buen ejemplo. Con uno de los estribillos más famosos de la historia se inicia el derroche creativo. A la solemnidad y cuasi santidad del estribillo en cuestión le siguen series de escalas, arpegios y tramos de fusas a una velocidad endiablada e infernal, que para gusto del oyente armonizan a la perfección y crean un clima majestuoso que se antepone al final, con un regreso al estribillo con variaciones ingeniosas y magníficas, que sólo saben crear los auténticos genios. 

*Se advierte que para tocar esto el intérprete tiene que tener una técnica más que depurada. O ser un virtuoso, según se mire. Porque si no...

Fuga

La segunda parte de la obra, una auténtica genialidad que (quisiera equivocarme) apenas se conoce. PECADO CAPITAL. Un auténtico prodigio de la técnica del contrapunto (dos melodías que se unen de forma simultánea), una gozada absoluta de principio a fin. La fuga como tal es un tipo de pieza donde el contrapunto juega un papel fundamental, y en este caso Bach lo lleva al extremo, a algo inconcebible y maravilloso. El ambiente polifónico, denso, pesado, creado por el órgano, puede parecer incluso cacofónico (ruido) al oyente, pero al escucharlo con detenimiento nos encontramos con una atmósfera increíblemente bella que pone los pelos de punta. Una de las muchas bondades de la obra es, sin duda, el principio, digno de mención: comienza con una única voz a la que se le van sumando progresivamente otras hasta llegar a la friolera de CUATRO VOCES SEGUIDAS interpretadas por dos únicas manos con una armonía entrelazada perfecta y sin caer en la tirantez. Las variaciones temáticas y la exigente técnica siguen siendo importantes en estos siete minutos mágicos que no tienen desperdicio.

Como curiosidad, hay que destacar que Bach escribió esta obra en una época temprana de su vida (entre 1703 y 1707, con unos 20 años), con lo que rompe en muchos aspectos con el estilo barroco en sí, y con el resto de sus composiciones en general, con rarezas muy pronunciadas como octavas paralelas, conclusión en plagal (una cadencia inconcebible para sus contemporáneos) y muchas armonías primitivas. Y aunque pueda parecer de locos, el resultado es brutal...

Así que, en fin, no puedo más que alabar al maestro y ponerme de pie para aplaudir. Un placer cada vez que la escucho y ahora más que la estoy criticando. Una joya, una obra maestra, un regalo caído del cielo. La música nunca ha vuelto a ser lo mismo después de la Tocata y Fuga. Mil gracias por esto y por tantas otras cosas, Juan Sebastián.

Valoración: ETERNA

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7 comentarios:

  1. ¡Qué maravilla! Buen acercamiento de la música clásica el que haces. Dan ganas de escuchar todo lo que reseñas y lo he hecho, tal y como reseñas, de principio a fin. Una verdadera gozada organística orgásmica. Sigue sin convencerme como Beethoven, que de la música clásica es lo que más me llena, porque todos tenemos nuestras filias y fobias, pero no le quitaré ojo a tu sección para descubrir nuevas cosas.

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  2. Tranquilo, Óscar, que ya tocará crítica de algo de Beethoven, palabrita. No es mi favorito pero le tengo un cariño desmesurado por culpa de la Novena. ¡Gracias por leer y comentar!

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  3. Sigo pensando que tenemos en la actualidad muy abandonada la música clásica. Es por ello que veo muy interesante tus criticas de estas piezas maestras que además escucho y valoro de otra manera al leer tu crítica. Me haces reflexionar sobre música quw alguna o muchaas veces he escuchado. Gracias por hacernos que nos interesemos con la lujosa música clásica.Sigue así porque eatoy segura que habrá mucha gente que pensará como yo.FELICIDADES y sigue con esta bonita labor

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  4. Te he hecho caso y lo he escuchado del tirón... Sin palabras estoy. El breve pasaje que comienza en el 1:21 es una delicia, pero es que la Fuga es ya toda una gozada para los oídos. Imprescindible, sin duda, y magnífico tu análisis.

    Por curiosidad, ¿conoces los casos en que usan esta Tocata y Fuga los señores Deep Purple, Muse y (sigh) Megadeth? Porque ahora mismo no caigo...

    En cuanto a las peticiones, cuando termines con Beethoven ya sabes: Rachmaninov te espera :P

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  5. Es una obra fantástica, una de mis favoritas, ánimo y sigue con esta sección.

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  6. Iván. Soy sólo amante de la música, no se nada de lo formal.
    Bach es el límite de la música, hasta ahora. Lo escucho desde los 13 (tengo 63); Helma Esner en el clavecín.
    La tocata y fuga es fantástica. Me gusta todo de Bach, partitas, conciertos, suites, motetes, misas.
    Gracias.

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