El artículo de hoy, como he intentado con los últimos 3x1 que he hecho, gira en torno a un tema bastante delimitado: artistas que haciendo uso únicamente de instrumentos y arreglos clásicos versionan temas míticos de la historia del rock (especialmente el rock duro, en la mayoría de los casos).
Reconozco
que tenía cierto miedo de hacerlo, porque aunque son tres discos que a mí me
encantan, temía que los considerarais aburridos en cierto modo. Pero al ver la
buena acogida que tuvo mi último artículo sobre new age… pues decidí lanzarme.
Espero que sean de vuestro agrado los tres artistas (y trabajos) a por los que
voy. Ya.
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Apocalyptica – Inquisition Symphony (1998)
Hace ya
más de 20 años que un grupo de cuatro simpáticos violonchelistas fineses
decidieron juntarse para tocar con sus instrumentos de cuerda versiones de sus
músicos de rock favoritos. Pasaron unos años y una discográfica se interesó por
ellos, dándoles la oportunidad de sacar su primer trabajo, el inolvidable Plays Metallica By Four Cellos, en 1996,
donde, como su nombre indica claramente, tocaban temas de los thrasheros
californianos con su particular estilo. Poco a poco, y con los años, ese estilo
se depuraría y añadiría batería y voz, consolidándoles como una de las mejores
bandas de metal sinfónico del mundo.
Para
mí, sin embargo, son más interesantes estos primeros tiempos. En su segundo
trabajo, Inquisition Symphony, añaden
a los covers de Metallica versiones de otros grupos heavys (como Sepultura o
Pantera), o temas originales compuestos por ellos mismos (más concretamente,
por Eicca Toppinen, el frontman).
Aprovechando
el juego que da el instrumento, los cuatro miembros del grupo se alternan para
ir tocando piezas en las que utilizan los arcos, distorsiones o incluso punteos
y golpeteos de las cuerdas para crear los ritmos, con una riqueza armónica
enorme. Así, son capaces de suplir tan solo con los violonchelos toda la
instrumentación de los temas que versionan, algo que se hace notar desde la
primera canción. “Nothing Else Matters”, por ejemplo, supone un ejemplo
perfecto de ello. O la forma de recrear el solo de “One”.
En los
temas de Metallica, por lo general, el estilo funciona de maravilla. En el
resto de versiones, sin embargo, e incluso en los temas inéditos, donde las
canciones requieren mayor fuerza de la que logran los violonchelos, nos
encontramos ante temas que más que potentes son sucios, y eso hace que el
desarrollo del trabajo se haga un tanto monótono.
LO
MEJOR: “Harmageddon”, “Nothing Else Matters” o “One” son geniales.
LO
PEOR: me parecen más flojas “Domination” o “M.B.”.
VALORACIÓN:
7,5/10. Un disco logrado y completo, con una gran originalidad, a pesar de que
decae en ciertos pasajes. Para evadirte y envolverte, por otra parte, es
maravilloso.
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Scott D. Davis – Rockfluence (2005)
Siempre
he sido un gran admirador del estilo de este hombre. Pianista californiano
consumado, siempre ha intentando aunar en su estilo sus dos grandes pasiones:
el rock, y la música clásica. Y lo ha conseguido, especialmente con sus dos
últimos trabajos (Rockfluence, que os
traigo hoy; y Pianotarium: Piano Tribute
To Metallica, un disco que obviamente recuerda mucho al de los propios
Apocalyptica).
Virtuoso
de las teclas tiene una habilidad magnífica para trasladar o incluso
simplificar los acordes básicos de las canciones que versiona con una mano,
mientras con la otra sigue el desarrollo de la voz o de los diversos
instrumentos (especialmente las guitarras), sustituyéndolos. Así, fluye en
interpretaciones que van desde el “Sweet Child O’ Mine” al “Nothing Else Matters”, pasando por “In The End”, “Stairway To Heaven” o “Hotel California”.
Las versiones son tan absorbentes que apenas se echa en falta la
instrumentación de las originales, salvo en casos muy medidos.
El
disco se cierra, además, con una pieza instrumental del propio Davis, “Scherzo”,
pura alegría recargada que pone un broche final magnífico al disco.
LO
MEJOR: “Nothing Else Matters”, “Final Countdown” o “Sweet Child O’ Mine”
son geniales, aunque las otras que menciono también están muy logradas. Y “Scherzo”
es probablemente la mejor canción de todo el trabajo.
LO PEOR:
versiones como “Wanted Dead Or Alive”, “Open Arms” o “White Wedding” me parecen
más flojas. Quizás porque no le tengo tanto cariño a las originales.
VALORACIÓN:
8/10. Cumple sin problemas a la hora de trasladar las canciones a un
instrumento tan agradecido como el piano. Y demuestra su virtuosismo
prácticamente en cada nota.
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Nigel Kennedy & Jaz Coleman – Riders on the
Storm: The Doors Concerto (2000)
Aunque
en mi casa siempre hemos sido bastante fanáticos de Nigel Kennedy (merced a
conciertos suyos como el Nigel Kennedy
Plays Bach o Las cuatro estaciones),
así como de The Doors, reconozco que jamás había oído hablar de este trabajo
hasta que llegó a mis manos como regalo de cumpleaños hace un par de semanas. Y
desde entonces no he parado de escucharlo ni un instante.
El
trabajo es una gozada de principio a fin. Entre la maestría de Kennedy al
violín, y de Coleman en los arreglos, consiguen crear una partitura personal,
envolvente y original, pero sin despegarse de los temas que versionan de Jim
Morrison y compañía. Y ahí está su mayor encanto: gracias a la línea principal,
que lleva la melodía, podemos descubrir que estamos ante “Riders on the Storm” o
“Light My Fire”; pero si quitamos esa melodía principal, podríamos encontrarnos
perfectamente ante la banda sonora de cualquier cinta con tintes orientales, o
de alguna sinfonía compuesta hace dos siglos.
Así,
Kennedy explica en el libreto del álbum cómo se inspiró en el maltrato de los
gitanos y la muerte del Ché para componer “Spanish Caravan”, o en el amor más
allá de la muerte de “Love Street”. Los acordes del violinista británico (por
cierto, Pablo, también toca la viola, os llevaríais bien), se suceden sin
interrupción, pasando de una pieza a otra sin que apenas te des cuenta, y
siempre con el apoyo inolvidable de Coleman en la orquesta que le acompaña.
LO
MEJOR: siempre he tenido mucho cariño a “Spanish Caravan”, genialmente
versionada aquí. También son una maravilla “Love Street”, “Hello, I Love You” (por desgracia no la he podido encontrar en YouTube), “Light
My Fire” o “The End”.
LO
PEOR: como digo, todo el disco parece un conjunto, en el que dudo que se pueda
destacar algo malo… Quizás lo único malo sea que los originales tienen una
fuerza inalcanzable, a pesar de que el buen hacer de este disco logre hacértelo
olvidar.
VALORACIÓN:
8,75/10. Uno de los mejores discos con que me he topado últimamente. Y sin duda
hace justicia a Kennedy como el gran instrumentista (muy criticado en
ocasiones) que es.
Nigel Kennedy y Jaz Coleman son los PUTOS AMOS con todas las letras. Mil gracias por descubrírmelos, caribú. De Apocalyptica todo está dicho y redicho, y de Davis lo poco que he escuchado me encanta... Magnífica entrada, señor mío, un disfrute escuchar la simbiosis entre música clásica y rock ;)
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