Decía
hace unos días con la reseña de Rafa Pons que una de las cosas más bonitas de
ser melómano es descubrir/que te descubran nuevos artistas. De ser crítico hay
otra cosa incluso más bella: ser tú quien ayude a dar a conocer a bandas más
desconocidas o emergentes.
Entre
este trabajo como crítico y que me muevo en ambientes muy musicales,
constantemente tengo amigos o conocidos tocando en bandas, y me llegan avisos
de concursos y batallas de bandas y similares. En contadas ocasiones (por falta
de tiempo, por mi mala suerte con conciertos, y porque soy un poco bastante
vago), voy a ellos. Y eso fue lo que pasó este pasado sábado, cuando
Independance U18 (la versión para menores del famoso club) reunió en la Sala
Charada a cuatro bandas en una batalla por el rock: Bleeding Sweet, Riff Valley,
Gingers y Neutral Rust.
De
toda la gente allí arrejuntá en amor, sudor y rock, para mí hubo cuatro nombres
que brillaron con luz propia: Sandra, Angie, Ali y Andrea. O, como se definen
en su página: la del aparato fonador humano, la del cordófono de seis cuerdas,
la del cordófono de cuatro cuerdas, y la del conjunto de tambores. Las Gingers.
Las verdaderas protagonistas de la tarde.
Como tantos que van de rockeros chungos, al cabo son majísimas. |
El
sarao, que se preveía empezara sobre las 18:30 se retrasó casi hasta las 19:00
por la gran afluencia de público. Había dos premios en juego: el premio del
jurado (primer puesto) fue a parar a Neutral Rust, y el premio del público
(segundo puesto) a Riff Valley. Apuntaré que no estoy de acuerdo con el
veredicto, especialmente del premio del público, y no soy el único (acusaciones
de tongo hubo en la sala, a gritos, pidiendo el premio para las que hoy nos
ocupan… más que tongo, es que los medidores de decibelios engañan sobre el
parecer general del público), pero ¿qué importa? Lo que tiene verdadero valor
es el talento que se derrochó.
Y
aunque fueran a casa con las manos vacías, creo firmemente que las Gingers
fueron el mejor grupo de cuantos desfilaron por el escenario (sin ser los otros
malos, ojo). De entrada, un problema común aquejó a los otros tres grupos: por
algún motivo (y eso las hizo ganar muchísimos puntos a mis ojos), Gingers
pareció ser la única banda que entendió que: a) en el rock la calidad no es
sinónimo de estridencia o volumen excesivo (que sí, que ellas daban caña, pero
cuando había que darla, y sin reducirlo al absurdo); y b) los solos de
guitarra, si no aportan nada al tema, no lo mejoran, sino todo lo contrario.
Cordófono de seis cuerdas molando. |
Lo
más destacable no es ya que fueran las únicas en entender esto: es que era el
primer concierto que daba la banda, con lo que su acierto en este aspecto es
doblemente digno de elogio.
Ese
empeño por dar calidad, y no ruido, es algo que demostraron desde el primer
tema, “Ginger”, su primera canción dada a conocer. El rollo era claro hijo de esas
girl-band rock-punkarras que triunfaron a finales del pasado siglo, y que
volverán a aparecer en el concierto: Gingers se mostraron como dignas sucesoras
del estilo desgranando una letra con la tópica temática de “aquí me quedo a
luchar” y "el rock no morirá", pero con la inteligencia para fabularla y escribirla bien. Lejos
quedan esos “oooooooo” y “nananana” que intercalaban a veces Bleeding Sweet, y
que si no le perdono a 30STM, a ellos tampoco.
Y
sí, en el tema en cuestión hay solo de guitarra, pero viene a cuento, y Angie
se sale tanto como Sandra en la voz (que me encanta como cierra alguno de los
versos) o Andrea con una batería muy fuerte. Su sonido, además, y a pesar de la
pobre acústica/producción de la sala que pasó factura a todos los grupos, gana
mucha fuerza en directo, entre otras cosas por el carisma y presencia que
destilan las cuatro.
Tamborilera poniendo cara de concentración y siendo guay |
El
primer cover que trajeron fue “I Love Rock N’ Roll” (el sonido es terrible, pero la culpa es de la sala y la grabación, no de la banda). Era obvio que el gran
éxito popularizado, que no compuesto, por Joan Jett no podía faltar, y que
sería una de las elecciones fáciles del repertorio. Es algo que se les podría
reprochar, pero… vaya, los otros grupos versionaron a Queen, a AC/DC, a los
Clash y hasta el “Hallelujah”. Siendo obvias todas las elecciones, la de las
Gingers fue la que más respetó lo que versionaba (y la que más estuvo a la
altura de la original… es que yo soy muy sibarita cuando me tocan a
Freddie o a Cohen sin ser Jeff Buckley).
Llegó
otro tema propio, lanzado de hecho hace pocos días: “The Hound”. Como le pasa a
muchas bandas emergentes, la sensación que dejan ambos temas es que suenan
bastante igual (ya se lo afeé también a los grandes Blue Age, sabéis que no me
corto). La letra toca un tema más original, pero su composición no está tan
bien desarrollada, y quizás tira demasiado de recursos ya utilizados (como el
grito final, o el solo de Angie, bueno, pero demasiado reminiscente del primer
tema). Interesante, sí, pero lejos de lo bueno que podía ser.
También
era bastante predecible el segundo cover, el “Cherry Bomb” de las Runaways (que
hace unos meses me juego el cuello a que no habría triunfado entre el público
tanto como el otro día), pero de nuevo la interpretación fue majestuosa. De
hecho, probablemente fuera este uno de los momentos culminantes del concierto,
con la buena química entre el grupo y los asistentes.
Cordófono de cuatro cuerdas molando también. |
Otro
dato que no he comentado: buena parte de la fuerza del directo de la banda
estaba en su buen funcionamiento y cohesión interna como conjunto. En el resto
de los grupos siempre había alguien que se comía a los demás (Bleeding Sweet:
cantante; Riff Valley: bajista y batería; Neutral Rust: guitarras). En las
Gingers todas estaban a un gran nivel, y aunque por momentos pudiera destacar
más el fantástico bajo de Ali, o los gritos de Sandra, o la actuación de
cualquiera de ellas, lo que se quedaba grabado era el conjunto, más que sus
miembros.
El
tercer tema propio que presentaron (otro acierto el alternar tan bien temas
propios y covers, y no concentrarlos como otros grupos), y que por desgracia no
está subido aún, fue de lejos el que más me gustó. “Bloody Mary” se alejaba
bastante de los dos anteriores (sí que tenías el convencimiento de estar escuchando
algo diferente, y no una variación similar), y era más memorable en su apartado
instrumental. En todo el apartado, de hecho, pero especialmente en la batería,
donde Andrea tuvo un par de momentos verdaderamente gloriosos, y en unas líneas
de bajo de Ali geniales.
Para
cerrar, las Gingers se atrevieron ni más ni menos que con “Whole Lotta Love”.
Igual que con la reina y los del alto voltaje, con las versiones del cuarteto
británico soy terriblemente exigente, y quizás fue por eso que no me gustó
tanto como las otras. Calidad, sin embargo, no faltó, y la versión fue bastante
digna; además, la entrega del público en este momento fue total, y las chicas
demostraron que no estaban ahí (bueno, ya lo habían hecho, pero lo confirmaron
por enésima vez) solo por llenar el cupo de formación femenina, sino que se
atrevían, y podían enfrentarse, a cualquier cosa que llevara impreso el
marchamo del rock.
En
general, las otras tres bandas tuvieron sus puntos fuertes y débiles. Como las
Gingers, claro. Pero fueron ellas (y repito: en su primer concierto, además),
las que desplegaron una mayor fuerza identitaria como grupo, las que mejor
mantuvieron el tipo en cada momento, las que más demostraron el talento que
reúnen y las que, en general, resultaron más memorables en una tarde que ya se
estaba convirtiendo en noche lluviosa.
No había fotos de Sandra molando en solitario, pero os aseguro que molaba mucho, y no solo pintando caritas de gato. Aquí molando están todas. |
Además,
Sandra iba por ahí pintando caras de gato como la suya a los/las fans, porque
las cuatro son majísimas. Eso siempre hace ganar puntos a la banda.
Desde
luego, han llegado para quedarse, y no habrá que perderlas la pista. Este
sábado, 28 de marzo, volverán a tocar en la sala FAX a las 22:00 h. (4€ de
entrada, si no me equivoco), y el próximo sábado 11 de abril harán lo propio en
la sala Moondance a las 20:00 h. (3€ de entrada chachi). Mi recomendación,
obviamente, es que no os las perdáis ni de coña.
Allez-y,
mes ami!
Buenos
días, y buena suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario