Cuenta
la leyenda que hace muchos, muchos años, un grupo de jóvenes surgió de una
aldea de irreductibles músicos en Medellín, Colombia, con la decisión cambiar
el panorama de la música heavy de su patria. Armados con una batería,
guitarras, melenas, muchas ganas, y extrañas mezcolanzas compositivas, los
jóvenes firmaron un pacto de sangre con el nombre de Ekhymosis. Quizás
amparados por el maligno y autoproduciéndose en un principio, lograron sacar
varios discos que fueron un éxito arrasador entre su público, y su historia
comenzó a correr de boca en boca hasta quedar grabada en los anales del thrash
metal colombiano.
Esta
no es esa historia.
Porque
resulta que esa historia tuvo un final, como la tienen todas, claro. Y ese
final dio paso a un nuevo comienzo. Uno de los fundadores y cantante de
Ekhymosis, Juan Esteban Aristizábal Vásquez, conocido por sus colegas (no
creemos que muchos, con ese nombre) como Juanes, decidió dar la espalda a sus
hermanos tras la ruptura del grupo, embarcándose, como no mucho después haría
otro español de nombre Iván en una deriva similar, en una búsqueda del éxito en
el pop-rock latino más suave y de moda en la época.
Años
después, quedan muy pocas dudas de que Juanes es sin duda el mejor cantante de
la historia. Al menos, de entre todos los cantantes colombianos nacidos en el
año ’72 que en 2004 lanzaron al mercado su tercer disco titulado Mi sangre. Pero bueno, de todos ellos es
el mejor, que no es poco, o algo.
Aviso
desde ya de que me voy a detener mucho en este trabajo, porque tiene mucho por
ser analizado. Afirmé ayer que probablemente era el mejor disco que había
escuchado en mi vida. Una exageración obvia e irónica, claro, pero dicha no tan
a la ligera como podría parecer, pues el trabajo tiene algo único: la mayoría
de (si no todas) sus canciones merecen una escucha, ya sea porque son temas
verdaderamente buenos en lo que pretenden y ofrecen, ya sea porque son basura
abominable con la que te ríes a carcajadas.
El
primer tema, “Ámame”, probablemente caiga en esta última categoría. Después de
una guitarra que comienza tartamudeando, con pánico escénico y eso, todo se va
al garete. Y es que me gustaría analizar en profundidad el tema, la verdad,
pero cuando el primer verso lo divides en hemistiquios y aprovechas la cesura
para hacer una rima interna en asonante que luego te lleve a una rima en
consonante con el segundo verso y los sonidos de “más” y un futuro imperfecto
del indicativo… pues lo siento, pero has fracasado como artista y como
lepidóptero. Instrumentalmente también es un poco mierder, tópica y me agobia
el que cambie la acentuación de las palabras. Pero el solo de guitarra
ligeramente distorsionada tiene su aquel.
“Para tu amor” no sé cómo tomármela. Por una parte, está en la categoría de sus
grandes éxitos, los buenos, los de antes de que se cortara el pelo y la vida fuera un ratico, los de
cuando molaba. Por otra, es moñas pastelosa nivel Alejandro Sanz, y eso nunca
es bueno. Tiene cuerdas de fondo, cosas punteadas, asento latin-lover y momento
de relajación obligado en el trabajo. Y un verso potito que dise “para tu amor
lo tengo todo. Lo tengo todo, y lo que no tengo, también”. Da grasias y todo
huele a mariposas, primavera y napalm. La guitarra es innecesaria. Me está
trayendo recuerdos horribles. Voy a pasar a la siguiente.
Lo
que encontramos en “Sueños” es mandanga de la buena. Más rapidita y sobria que las anteriores, comienza de
manera muy brusca: “sueño libertad para todos los que están secuestrados hoy en
medio de la selva”. Wow. Y sigue. “Y sueño con la pas de mi pueblo desangrao, y con el final desta injusta
guerra”. Bien, bien. Rompedor, reivindicativo, y eso. Es todo precioso hasta
que empieza a tener un regusto increíble a Mägo de Oz en lo musical y de pronto
Juanes suelta “sueño con morir de viejo y no de soledad”. Y para terminar el
pastel: “sueño con regresar cada noche a mi casa para estar junto a ti y que no
muera nunca nuestro amor”. Porque sus putos traumas sentimentales son
comparables al conflicto con las FARC, o algo.
Y
bueno, de lo de decir “desangrao” en una canción de este corte, como si fueras
pandillero tatuado y suburbial, ya ni hablamos. Como lo de “sueño
encontraaaaaaaaaaaaaar” (alárguese la sílaba durante 4 segundos) “pas”
(susúrrese esta palabra de manera tenue rollo Palpatine poseído por el lado
oscuro), justo antes de la batería sabrosona.
No
sé cuánto hablar de ese clásico que es “La camisa negra”. Lo primero que hay
que hacer notar es que tiene parodias grasiosísimah. Lo segundo es que
probablemente sea el tema más sobrevalorado de este señor. Algo comprensible,
por supuesto: es pegadiza, está bien compuesta, y tiene una letra curiosona, a
pesar del tema obvio de “mal parece que solo me quedé, y fue tuya todita…”. En
fin, eso. Que tiene su aquel. Las guitarras son chachitásticas, y maneja bien
las subidas y bajadas y la instrumentación.
Ahora,
no le perdono ese inicio con el “no por pobre y feo, ni perantojao” (siempre he
pensado que dice eso, y no quiero molestarme en averiguar qué dice de verdad),
el “a enterrártela cuando quieras, mamita, ¡jui-a!” (digo lo mismo de antes), o
el “así como lo oyeh”. Y jamás, pase lo que pase, le perdonaría ese “casi pierdo
hasta mi cama…. caman, caman… come on beibi”, o el “lo que ayer me supo a
gloria hoy me sabe a pura mier…coles por la tarde, y tú que no llegas”. Y si lo
piensas, lo que no le estoy perdonando al cabo es la mitad de la canción. Pero
por eso digo que está overrated.
Llega
entonces “Nada valgo sin tu amor” que es, le pese a quien le pese, una
maravilla de canción. Puede no gustarte el estilo, y es respetable, pero eso no
significa que esto sea malo, como hemos dicho mil veces con ese tipo de cosas
en el blog. Va a lo que va y juega muy bien sus cartas para ganarse a ese
público: es una balada con un buen contrapunto entre las estrofas más lentas y
pastelosas, y un estribillo rápido y animado. El solo está bien compuesto y
bien encajado. Y la letra es una verdadera gozada de la que no tengo mucha queja
(salvo el abuso del “ti” para rimar). Y dice que su vida es impura sin Toulouse.
Eso siempre es un plus. Coño, mira, un pareado.
Además,
he de decir que este tema es el culpable de la crítica, porque lo están usando
ahora como sintonía en cierto programa de Discovery Max y despertó en mí una
lus. La lus de que a) me sé esta canción de memoria; b) me produce buena
nostalgia; c) cada vez que suena media nota de ella la canto como un descosido
y me animo de forma ridículamente exagerada.
Voy
a ir pelín más rápido, eh, que llevo más de 1250 palabras y solo cinco de las
17 canciones a reseñar.
“No siento penas” define mis sentimientos cuando destripo algunas de las mierdas de
por aquí. Hay un conjunto de cuerdas de fondo y una letra muy moñas. La canción
me recuerda a algo, no sé a qué y no importa mucho. Si lo piensas es un rollo
muy de villancico esto. A veces es un poco Coldplay, u Oasis, uioquesé. Y la
batería es un poco de marcha militar, y cosas. Pero meh. Vamos a lo siguiente,
que es canela fina.
Resulta
que “Dámelo” sea probablemente la mierda más machista que haya escuchado este
mes. Vale, llevamos poco de mes, no ha sido un buen ejemplo. Y en realidad he
escuchado la canción de los trolls de Frozen,
así que miento. El caso es que todo empieza con una conversación entre susurros
(al nivel de los “ah ah, ah ah” a lo Maroon 5 y el uso de diminutivos como
“labiecitos”), y luego empieza a desgranar versos como… como… ejem. “Qué tengo
que hacer para sentir entre mis piernas el roce de tus piernas divinas”. O “¿Qué
tengo que haser para llegar hasta la magia que ocultas en tu selva divina? ¿Qué
tengo que haser para llegar a mi lugar favorito?”.
Al
margen de la per se reprobable calidad literaria de eso (y de que a ratos rime
palabras con ellas mismas), es que luego no se corta y suelta con todo su ego “Esta
noche yo te quiero conocer y estoy seguro de que tú también” y unos coros le
arropan para decir “dámelo, dámelo, dame lo que quiero, sin excusas ni rodeos”.
Pero eso no es nada. No. La clave está en el fragmento rapeado-hablado con
ritmo que hace Juanes y reza así:
“Hola, ¿qué tal?, nena, ¿cómo
estás?
Me llamo Juan, ¿tú?
¿De dónde eres?, ¿dónde vives?
¿Trabajas o estudias?
¿Viniste sola o viniste con tu
novio?
Ah, que no, no tienes novio
Ah qué bien, eso me suena a mí
mucho mejor
¿Por qué no vamos entonces a
bailar?
Perdón mejor debo decir primero
¿qué quieres tomar?”
No
me voy a molestar ni en desmenuzar esa basura.
Mola
mucho más, aunque sea por contraste, “Lo que me gusta a mí”, que tiene un tono
asín como mucho más étnico y depende más de la percusión y una guitarra
resultona. Hay momentos muy épicos; por ejemplo, su forma de pronunciar
“bella”, que hace que el verso suene a “jamás he visto una cosa más fea que tu
mirar”, y despierta alguna que otra risa. Ninguna risa, eso sí, al nivel de las
que traen esos versos míticos: “ayer hasía mucho mucho pero mucho calor, y yo
sentía frío porque no tenía todo tu amor. Hoy en cambio hace frío y siento
mucho calor porque estás tú conmigo de nuevo mi gran amor”. Precioso. Hay gente
que habla de fondo, pero no les entiendo.
“Rosario Tijeras” es la única canción del disco cuya autoría comparte Juanes;
concretamente, con Jorge Franco, autor de la novela homónima llevada al cine
para la que este tema sería banda sonora. Lo que acabo de decir es más
importante de lo que parece: todas las demás canciones son mérito y
responsabilidad únicos de Juanes, lo que demuestra una evidente bipolaridad
creativa que le lleva a saltar de la magia a la mierda sin pasos intermedios.
Impresionante.
Pero
había una canción aquí, o algo. De nuevo hay voces que no quiero molestarme en
entender mucho. De algún modo me recuerda a cosas que hará más tarde Huecco (en
“Tacones baratos” y similares... no se parecen en nada, pero me recuerdan porque soy idiota, o algo), con esa historia de amor, dolor y una
protagonista femenina con un punto peligroso. Musicalmente no es lo más
destacable del mundo, pero la manera de desgranar la historia tiene su punto
trágico, y las estrofas están muy bien escritos (el estribillo no tanto). El
solo de guitarra mola, porque el pasado metalero de Juanes se hace notar y sabe
cuándo pintan algo (no como el resto de tropa de triunfitos españoles).
No
sé qué opinar de “¿Qué Pasa?”, que podría ser lo más divertido de todo lo malo
que pulula por aquí. Para el título así tan gansta de escupirte en la cara que
tiene se abre con 20 segundos de rollo instrumental tenue. Luego sube de pronto
y empieza a desgranar una letra sobre lo horrible que está todo en la vida, los
telediarios y demás. Noble y tópico empeño con un grave problema: la letra es
basura.
De
hecho, un buen resumen de la canción es este: “la gente se está matando, la
gente se está muriendo, y yo sigo aquí sin comprender. Qué pasa con el mundo
que está tan inmundo. Qué pasa pregunto,
qué pasa, pregunto. Pregunto yo qué pasa hoy con el mundo, que está tan
absurdo, que está tasiturno. Qué pasa que nada bueno nos pasa, y que la pas por
aquí nunca pasa. Qué pasa que solo la guerra pasa. Qué es lo que pasa,
preguuuunto yooo SOLO DE GUITARRA MUDAFUCKIN' BITCH”. Y ya. O sea, no hay mucho
más que aportar a este rollo.
Bueno,
hay un verso que dise “en ves de abrasarnos los unos a otros nos damos cañón”.
No sé muy bien cómo tomármelo.
En
un encomiable ejercicio de bipolaridad llega otro tema que está en el top 3 del
álbum: “Volverte a ver”. La canción, aunque pudiera dar pie a ello, no habla de
trasplantes de córnea ni nada por el estilo (¡toma cuña publicitaria!), sino
que es básicamente lo mismo que será luego el “Mirando al cielo” (tercera
referencia aleatoria y prescindible a Huecco en esta crítica, estoy que me salgo). El tema,
básicamente, iniciado con un piano cuco y lento, va sobre un soldado al que el
amor por su churri mantiene con esperanza y demás.
Y
la verdad es que no me importa en absoluto la rima en infinitivos, porque los
versos son preciosos y están muy bien construidos. Y el momento rompedor de
solo de batería y guitarra desenfrenada es magnífico, porque (no sé si lo dije
más arriba o solo lo pensé) Juanes sabe venirse arriba sin que resulte
ridículo. Ah, y hay un… ¿órgano? No sé qué es. Pero mola.
En
“Tu Guardián” vuelve el lado baladero romántico, pero sale chungamente. Que si
siempre a tu lado estaré, que si te cuidaré, que soy tu guardián, TODA LA VIDA,
que aunque estés lejos, que la puerta de tus sueños, que fantasmas… A ver, que
sí, que la intención es bonita dragonslayer y que hay violines de fondo, pero
el efecto general, amén de pelín sobredramatizao, es un poco “Every breath you
take”, y eso muy romántico no es. Y la manera de alargar el “yoooooo”, con una
“o” que dura todos los compases y alguno más, parece propia de invocaciones de
mago de nivel siete, no de balada moñas. Fijo que compuso esto jugando a
“Dragones y mazmorras”, o algo.
En
teoría el disco acababa aquí. Pero en teoría funciona incluso el comunismo, y
la edición más habitual del trabajo (la que está también en Spotify, por
ejemplo), es la deluxe que salió poco después con el nombre de Juanes en la
portada en rojo sangre pasión, y que llevaba cinco temazos de aúpa que no puedo
ignorar.
El
primero de ellos completa el trío ganador del álbum, aunque sea reciclado de un
trabajo anterior (del segundo de estudio, creo). “A Dios le pido” es (era)
básicamente “Sueños” bien hecho. Tiene el mismo rollo de pedir cosas pa la pas
mundial y al tiempo pa su vidorra latinalover, pero están mejor encajadas las
cosas, y la letra la desarrolla con más lógica. Mal las rimas en infinitivos,
pero… ¿quién no ha cantado alguna vez ese pedazo de estribillo que es “tos los
días a Dios le pido que si me muero sea de amor, y si me enamoro sea de vos, y
que tu voz sea este corazón”? Añade a eso guitarras pegadizuzumberas, unos tambores
tribales y algo sintetizado de fondo, y tienes el pack completo. Es
imprescindible y punto.
“Es por ti” era otra de las básicas en la discografía de Juan. Es una balada lenta
y potita, con una letra moñas pero que no está mal, y un feeling así como muy
de Venecia, o algo. El problema son las risas involuntarias que se me caen de
forma inexorable con su manera de alargar las palabras (“tu piel tieneel
colooooooooooooooooooooooor deunrooooojoooooataaaaaaaaaaardeseeeeeeeeeeeeeeeeer”)
y sobre todo el estribillo con los agudos ridículos de castrati en el “es por
tiiiiii”.
No
sé muy bien qué decir de “Fotografía” que no sea demasiado ofensivo para con la
única mujer que colabora en este disco. Pero es que el dueto con Nelly Furtado
es bastante hortera, la verdad. Tiene una percusión rollo caja de ritmos de
esas comosellamen (en esto es cuando se demuestra que no tengo ni puta idea de
música aunque lleve cinco años y medio currando aquí), rimas de palabras
consigo mismas, una guitarra sintetizada o yoquécoñosé y a Juanes y la Furtado
diciendo “cada ves que te busco te vas, y cada ves que te llamo no estás, es
por eso que debo desir que túsóooooooooloenmisfótoséstas”.
También
balbucean a dúo “merameraemenmenwhooo” (como dice Quixote, muy “chiui chiui
úlele” la cosa), y hay alguien de fondo diciendo “prrrrrrrrrrrrprrrf” como si
fuera un gatito al que rascan la barriga. Y risas de niños y niñas, y niñes. Es
la típica canción que mola porque la escuchaste 20 millones de veces de joven en
Kiss FM y la cantas imitando el acento.
Si
te digo que “La paga” es algo de Enrique Iglesias ft. Pitbull te lo crees,
porque esos dos han colaborado más que Tim Burton y Johnny Depp (o Christopher
Nolan y Michael Caine; o Miyazaki y Hishaishi; o… ya paro), y porque es su puto
rollo. La cosa es que yo leí que la colaboración era con un tal Taboo y no caí en
quién era hasta que oí mentar en la canción a will.i.am y los Black Eyed Peas:
efectivamente, esto es un remix de un tema del segundo disco de Juanes con la
colaboración de los dos mentados del grupo californiano. Flipante.
La
canción es basura. Así, sin contemplaciones. Tiene un ritmo machacón e insufrible, y demasiado
refrito de “A Dios le pido”, pero en plan gansta infumable. Hay “hue!” y “who!”
cada dos por tres; versos rapeados con frases como “tú eres mi mujer y yo soy
tu nóvio” cantado con un acentazo inglés que pa qué (que recuerda al "¡Fritos barbacoa!"), gemidos, y una voz
diciendo (lo juro por mi camisa negra) algo así como “¡soy guay!” de fondo. La
letra se repite tantas veces que piensas que están invocando a Cthulhu, o algo.
Y por supuesto, no falta el spanglish, el rollo bilingüe y el presentar a los
colaboradores en plan malotes. Y a Juanes diciendo “amorrrrrrrrrrrrrrr” con
quince errrrrrres.
En
“La camisa negra (Full Phatt Remix)” no me detendré mucho: es lo mismo que la
versión a la que estamos acostumbrados, pero con una instrumentación muchísimo
más pobre, batería de caja de ritmos repetitiva y patética y un rollo
sintetizado oriental raro de fondo, o algo. A esas quejas hay que sumar las
mismas que en la original, que no se corrigen. Basura latin-hipster-lover.
Y
bueno, pues ya se acaba la cosa.
Sé
que en todo este tochazo apenas he hecho chistes y mi sentido del humor ha sido
pésimo, pero se compensa porque quería dejar que Juanes hablara por sí mismo. Y
lo hace. Vaya si lo hace.
Y
nada, y eso, si habéis llegado hasta aquí merecéis ver esto.
Lo
siento, tenía que ocurrir. Es muy fácil ser Juanes. Aunque me falte mucho caldo
y afeitarme la barba, como me dijo una amiga.
Allez-y,
mes ami!
Buenas
tardes, y buena suerte.
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¿Tengo que escuchar
esto?: joder, sí.
Lo de que es el mejor disco del mundo es una exageración, pero eso no quita
para que tengas que escucharlo sí o sí. Además, que las canciones tengan lyric videos rollo Paulo Coelho hace que gane puntos, y lo sabéis.
Si solo tuviera que
escuchar una canción:
del rollo bueno creo que me quedo con “Nada valgo sin tu amor”. Del rollo
mierder hay mucho donde elegir, pero “¿Qué pasa?” es demasiado sublime.
¿Dónde debería
escuchar esto?: pues
junto a ti para recuperar las noches que perdí, vencer el miedo inmenso de
morir y ser eterno junto a ti.
Joder! Que introducción...
ResponderEliminarEso mismo pasa cuando vas de Jevi por la vida y descubres que antes del "A dios le pido" Juanes hacia Speed/Thrash Metal
La escucha de "Niño Gigante" pone muchas cosas en perspectiva jajaja
Eliminar¡Gracias por pasarte! :)