De
vez en cuando, a los que somos críticos y nos gusta destrozar la vida de los
músicos, se nos da la oportunidad de seguir a un grupo desde sus orígenes
humildes, tocando en garitos de mala muerte frente a borrachuzos vociferantes,
y esas cosas. Y entonces nos sentimos con el poder para encumbrar o hundir a
una banda según cómo hablemos de ella a quienes no la conocen (ni la conocerán,
si no es por lo que contamos).
Y
luego, de pronto, surge un grupo como Brütal Köala (su wes está chulísima), al que sigues desde su
origen, y te das cuenta de que has perdido ese poder. Primero, porque su música
habla por sí sola y saben bien a dónde llevarla y cómo ganarse incluso al
público de borrachuzos. Y segundo, porque son la hostia, y suenan como si
tuvieran muy mala hostia (aunque sean más majos que las pesetas).
Y
así nos encontramos con Brütal Köala,
el primer EP homónimo de la banda, que ha visto la luz ni más ni menos que este
17 de octubre (y gratis para vosotros sus futuros fans, gracias a la magia del mundo moderno), después de algunos meses en que han tocado ya los temas y han
compuesto y arreglado como cosacos. Porque no solo han hecho su música, sino
que el señor Andrés ‘Jando’, batera de esta cosa, también ha hecho las mezclas.
Y se han currado una presentación en formato físico con diseños chulísimos que
ríome yo de algunos “profesionales” que hay por ahí.
Como
el disco es cortito, me voy a permitir hablar de los cinco temas que lo componen,
empezando por la que sin duda es la mejor canción del álbum (al menos para mí):
“Köalapocalypse”. El tema es, probablemente, el de mayor fuerza de todo el
trabajo, y aparte de la potencia, el estilo marca de la casa y un par de solos
de aúpa cortesía de los hermanos Salva (cantante y guitarra) y Diego (guitarra),
tiene dos cosas que lo ponen por encima del resto de canciones: unos coros que
parecen cantados por el mismísimo Nathan Explosion de Dethklok (pero que en
realidad son las denominadas por ellos “hooligan voices” del bajista, Alex, al
que se le da tan bien esto como el instrumento); y una letra que habla de un
apocalipsis zombie… con koalas. En serio. ¿De qué creíais que iba esto?
“Wicked Woman”, por lo que sé, es una de las canciones favoritas del grupo.
Personalmente, para mí no lo es, a pesar de que se trate de un tema muy bien
desarrollado entre estrofas más lentas y un estribillo que se acelera. La
batería mantiene el pulso tan bien como en el resto del temas, y hay que
reconocer que Salva a la voz está en uno de sus mejores momentos (incluso con
algún verso a cappella muy chungo). Quizás la letra me encandila menos, a pesar
de su setenterismo heavy, y de estar más que bien escrita. Por cierto que las
guitarras a partir del 3:05 son lo más típico del mundo, pero se les perdona
por desembocar en una serie de solos en que los hermanos van alternando
guitarras.
Y
entonces llegamos a “Trigger”, que es algo así como si pusieras a James
Hetfield a cantar un tema que empieza siendo de la NWOBHM, pero que desemboca
en una especie de Bullet For My Valentine en su etapa molon-melódica.
Nuevamente, las guitarras me encantan, aunque esta vez el gato al agua se lo
lleva una letra muy crítica y dura, de las mejores (si no la mejor, que
probablemente) del trabajo. Fantásticos los desgarros de Salva al final.
Desde
que la oí por primera vez, no he ocultado mis reticencias / desagrado por el
comienzo de “After You”. O sea, es una melodía bonita, y bien compuesta, pero
sencillamente, no me pega con la crudeza y brutalidad de nuevo metalliquera que
viene después. Es como cuando Machine Head me meten una estrofa que me desgarra el alma y luego se ponen a dar berridos… pues no, lo siento. Como sea, la
canción entronca de manera bastante clara con el tema inicial, y aunque es
bueno, no me gusta tanto como “Köalapocalypse”. Las guitarras siguen molando
muy mucho, igual que la batería, pero esta vez me quedo con el desempeño de
Alex al bajo y a los gritos hooligans.
El
tema que cierra el trabajo, “Drive Me Wild”, va un poco en la línea de
setenterismo ochenterismo heavy que llevaba “Wicked Woman”, y quizás por eso
también es de mis menos favoritas. El nivel sigue siendo muy bueno, pero no
alcanza la excelencia de otros cortes. La letra está genial, y la voz tiene a
ratos un punto muy siniestro (muy Alice Cooper), pero el resultado final es
menos destacable que el de los temas precedentes. Con la salvedad del último
cuarto de la canción, que deja muy buen sabor de boca.
En
general, el EP tiene una calidad sorprendente. El grupo es una especie de
mezcla entre Metallica y Mötorhead, pero con influencias a rabiar del mejor
heavy, y una potencia arrolladora. Han sabido captar perfectamente el espíritu
de su directo para reconducirlo a una maqueta que, no solo tiene canciones de
una gran calidad, sino que además tiene una producción y una edición más que
logradas.
No
me gusta augurar, pero auguro que estos chicos tienen un gran futuro por
delante, si la industria y el público son justos con ellos y les dan el
reconocimiento que merecen.
Allez-y,
mes ami!
Buenas tardes, y buena suerte.
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¿Tengo
que escuchar esto?: ¿Te gusta el heavy ochentero? ¿Estás harto de grupos del
género poco innovadores, aburridos o con producción cancerígena? Pues sí, coño,
tienes que escucharlo mucho.
Si
solo tuviera que escuchar una canción: “Köalapocalypse” es la hostia. Y punto.
¿Dónde
debería escuchar esto?: el donde es indiferente. Lo importante es que lo tengas
a un volumen más que decente. Si tienes en la mano birra (u otro alcohol igual
de respetable) y ganas de hacer headbanging, o quieres descargar la mala bilis,
mejor que mejor.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: ya os digo que tienen muchas influencias, así que
depende del tema que más os haya encandilado… pero las que más claramente veo
yo son los años ochenteros de Metallica (hasta el Black Album, más o menos) y Mötorhead. Quizás los primeros discos
de Black Sabbath también podrían ser adecuados.
Muchas gracias por esta crítica, Jorge
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