Hace
cosa de algo más de 30 años (cerca de 35, vaya), con la espuma pijopop de la
Movida despegando en la capital madrileña, a un tipo se le ocurrió que sería
muy divertido travestirse, convencer a un amigo para que hiciera lo propio, y
subirse ambos al escenario del Rockola para cantar canciones horrendas, sin
tener ni puta idea de composición, ni de interpretación, ni de nada que no
fuera hacer el moñas, en general. El tipo en cuestión se llamaba Pedro
Almodóvar, y el amigo Fabio McNamara.
No
ocultaré, desde el minuto cero, mi aversión por este dúo. Quiero decir, el cine
de Almodóvar nunca me ha gustado, pero comparado con esto, el hombre es poco
menos que Akira Kurosawa. Y McNamara tiene el dudoso honor de haber sido el
borracho más soplagaitas de la Movida, que puso el último clavo en un ataúd ya
casi terminado de fabricar. Así que, qué queréis, lo disfruto mucho
insultándoles.
La
ventaja del nuevo formato del blog es que no nos vemos obligados a despiezar
canción por canción un disco, lo cual es maravilloso, porque así puedo escuchar
esto por encima y sin sufrir mucho de ETS en los oídos. ¡Cómo está el servicio… de señoras! es una suerte de recopilación
de los ¿grandes éxitos? (les gustaba mucho el término… incluso Alaska y los
Pegamoides titularon así, olé su coño moreno, a su único disco de estudio) que
el grupo tenía en su haber. O sea, básicamente, de intentar sacar pasta
lanzando un disco de estudio con las chorradas que hacían en directo.
Como
sea, aquí está el disco, y aquí lo sufrimos desde el minuto cero. “Gran ganga”,
por ejemplo, es una suerte de canción etérea y tecno, con una letra absurda e
inexplicable (que me recuerda al clásico ese “vamos a contar mentiras tralará”
a ratos), y coros femeninos. Y una voz cantante, que no sé si es de Fabio, de
Pedro o de Joaquín Reyes haciendo del Payaso aquel que rapeaba.
La
canción es muy sintomática del problema del disco, y es el siguiente: esto no
tiene ni puta gracia. Podía ser transgresor en su momento lo de travestirse,
porque nadie lo había hecho, pero su irreverencia no tenía gracia entonces y no
la tiene ahora. Esto es el ridículo llevado a su máximo esplendor, y una oda a
la ineptitud musical, al todo vale. Decía Borja Casani en esta época movida que
“de la cantidad surge la calidad”. El problema es que para encontrar calidad
hay que tragar mucha mierda antes.
“Suck it to me” es tan horrible como la anterior, más machacona merced a palmadas de
plató de TV y encima dura minuto y medio más. Minuto y medio que me paso por el
forro, vaya. “Satanasa”, por su parte, es uno de los himnos del grupo, que no
se me ocurre como definir. Solo sé que aquí ha habido de por medio epilepsia,
anfetaminas y mucha pluma pluma gay. Joder, es que no puedo ni meterme con lo
innecesariamente homoerótico que suena esto, porque se supone que eso es lo que
pretendían. Y no. Los solos de guitarra no hacen más que denigrar cualquier
manifestación artística desde el Gilgamesh, o antes.
A ver. Qué te puedes esperar de esto... |
He de reconocer que “Moquito a moco”, si no fuera tan asquerosa, funcionaría como una divertida parodia de las cumbias de amor pre-Movida. Reitero: si no fuera tan asquerosa. Y si no metieran en cada verso 27.000 sílabas más de las que caben en ellos. Y si no se volviera un ritmo caribe latino-mix de pronto. QUÉ ES ESTO.
Llegamos
a la quinta canción a duras penas (ojo, que el disco tiene 11 canciones y un
remix) y ya se me han acabado las ocurrencias ingeniosas, si es que he tenido
alguna a lo largo del artículo. Esto de meterse con la mierda se le da mejor a
Quixote que a mí. Yo soy más de encumbrar la mierda, como hice con Melendi. Yo
que sé. Divago porque “Susan Get Down” afrenta bastante a cualquier pista de
baile, y al inglés, y a todo lo imaginable, y no quiero hablar del tema. Ojo,
la música tiene un pase. Pero la letra, o la forma de cantarla, o todo lo
demás, no lo tienen. Tal vez en Francia, vaya, pero no aquí.
“Rock de la farmacia” es otro de sus himnos, una de esas canciones producto de
mezclar galletas mojadas en cerveza, muchos tripis, una noche de juerga loca
entre maromos embalsamados, luces estroboscópicas y la filmografía completa de
David Lynch. O algo parecido.
Me
gustaría criticar “Máquinas de Nueva York”, pero no creo que ninguna especie
que aún no haya descubierto los viajes interestelares deba escuchar este tema.
Y dado que aún faltan un par de meses para que Nolan estrene peli, pues a
joderse.
No
sé cuál es el mensaje de “Me voy a Usera”, aparte de encadenar frases con
paralelismos chungos sobre que se va a sitios. No quería decirlo hasta este
momento, pero el disco me recuerda a las cosas que hacían los chicos de
Gangrena, con una diferencia: Gangrena tenían gracia, y temazos.
“Voy a ser mamá” es un alegato alegre y hipi hop sobre por qué estos dos señores no
deberían tener hijos jamás. Y no hablo de las baterías enlatadas, ni de esas
guitarras tan fuera de lugar que si estuviéramos en Atenas serían llamadas
metecos y no tendrían derecho a voto. No. Hablo de esto:
“Sí, voy a ser mamá
Voy a tener un bebé
Para jugar con él,
Para explotarlo bien
Voy a ser mamá
Voy a tener un bebé
Lo vestiré de mujer
Lo incrustaré en la pared
Le llamaré lucifer, le enseñaré a
criticar
Le enseñaré a vivir de la
prostitución
Le enseñaré a matar
Ah sí, voy a ser mamá
Sí voy a ser mamá
No quiero abortar
Rechazo la espiral
Tiene derecho a vivir
Le llamaré Lucifer, le enseñaré a
criticar
Le enseñaré a vivir de la
prostitución
Le enseñaré a matar
Sí, voy a ser mamá”
La letra
habla por sí sola, creo.
En “Monja, jamón”, otro de sus himnos inquebrantables, nos encontramos con el viejo amigo
de las drogas speédicas, aquí haciendo una visita a alguien que es como una
mezcla entre el primo de Jerry Lee Lewis y Taz, o el Correcaminos. Todo muy
acelerado y sin que se entienda un carajo de lo que cantan, salvo el
estribillo.
“Safari”
parece que tiene que recordar a África, o algo. Llevamos ya 11 canciones y no
entiendo por qué esa manía de poner la voz como 345 pistas por detrás de los
instrumentos pseudotribales estos. Quizás el que no tengan ni puta idea de
cantar influye. Quizás es que tampoco tengan ni puta idea de producir.
El remix
de “Susan get down” creo que acaba de inmunizarme contra el ébola. Y contra
toda enfermedad imaginable, de paso.
Y
eso ha sido todo. ¿Transgresor? En su momento, tal vez. Pero ni tenían gracia
antes, ni la tienen ahora. La calidad musical, como en tantos casos en la
Movida, brilla por su ausencia, pero aquí más que nunca, porque era “deliberada”
(como si tuvieran la posibilidad de hacer algo bueno, si quisieran). Rebaja
bastante el nivel de decencia del ser humano.
Allez-y,
mes ami!
Buenas noches, y buena suerte.
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¿Tengo
que escuchar esto?: Depende. Si el destino de la humanidad dependiera de que escuches este disco, no te lo aconsejaría. Sería un enorme sacrificio.
Si
solo tuviera que escuchar una canción: “Voy a ser mamá”, por la risión de la
letra.
¿Dónde
debería escuchar esto?: preferiblemente, en la pista de baile del Rockola en
1981, puesto de drogas de diseño hasta el culo
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: a Dios gracias, hay poco como esto. Si lo que te
ha gustado es la parte “transgresora” deberías escuchar a otros grupos de la
onda gamberra de la Movida, y derivados: Ejecutivos Agresivos, Derribos Arias
(Poch en general, vaya), Siniestro Total o Polansky y el Ardor tienen ese punto
canalla y gracia; Las Vulpess tienen el punto canalla, pero sin calidad musical,
y muy poca gracia; Toreros Muertos y los Mojinos Escozíos están entre ambas
tendencias. Y si lo que te gusta es la parte de mariconeo, pues Tino Casal, que
es cojonudo, y déjate de gilipolleces.
NOTA:
3/10.
Y te as quedado tan agusto!! Almodovar y mcnamara son lo mas!! Y "Como esta el servicio...de señoras" es un una Album genial!! Y lod maxis singles y vinilos de Almodovar & Mcnamara ahora se cotizan a precio de oro!! Incluso la an reeditado con libro y dvd!! Una joya! Y si no te gusta...no oigas oiga!!!
ResponderEliminar"Tan agusto", no... ¡Exultante, oiga! ¡Pletórico de alegría! ¡Henchido de felicidad quedó mi corazón tras esta crítica!
EliminarEl precio de una obra con valor nostálgico no es indicador de su calidad artística. Los cartuchos del "E.T. The Extraterrestrial" de Atari también se cotizan a precio de oro, y era una puta mierda de juego.
Y si no te gusta...no leas leiga!!!
julays encima pijos kagate lorito
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