miércoles, 5 de julio de 2023

SoundClash: el Podcast: el Artículo: The Carter Family vs. Grandaddy


Estamos de vuelta (plural mayestático, soy una unidad de persona) con SoundClash, el boxeo musical. Poco a poco se va engrosando nuestro ránking, en el que no hay artista que no opte a una victoria contra quien sea. Hoy nos vamos a nombres quizá un poco más desconocidos, pero no por ello menos relevantes. El country más vetusto nos trae a su familia real, los Carter (no confundir con Beyoncé y Jay-Z), una formación que ha estado activa en distintas encarnaciones durante casi un siglo completo. Al otro lado de la lona están Grandaddy, estandartes del indie de cassette más rudimentario, por elección propia en este caso, no por haber surgido en la Gran Depresión.

En esta contienda soy más imparcial que de costumbre, aunque la balanza se me inclina a favor de la familia Carter aunque sea solamente por el peso de los años. Al menos puedo tararear alguna de las composiciones de los abuelos del folk de los Apalaches, cosa que no puedo decir de la cuadrilla del señor Jason Lytle. Pero igual mi memoria me juega una mala pasada, y Grandaddy da un golpe sobre la mesa pasadas estas cinco rondas. No hay mejor forma de averiguarlo que empezando a pelear, así que suerte y al toro.

RONDA 1: Mejor single: "Can the Circle Be Unbroken (By and By)" vs. "A.M. 180"

Los Carter ponen toda la carne en el asador con uno de sus mayores clásicos, "Can the Circle Be Unbroken" ("Will the Circle", en unas cuantas versiones), una canción nada menos que de 1935 pero que ha conseguido mantenerse relevante con apariciones, sin ir más lejos, en el videojuego Bioshock Infinite. El santo y seña de la agrupación está presente: melodías y temáticas bastante reminiscentes del gospel, complementadas por armonías y acordes de guitarra, y el ruido de una grabación centenaria en goma laca. Una fórmula que se escribió en piedra e, inamovible, apenas cambió en décadas: ¿resultaría sorprendente escuchar a Johnny Cash tocando esto prácticamente nota por nota? Obvio que lo hizo (y hablando de Cash, ¿de dónde creéis que viene el Carter de June Carter Cash? Pues eso). Es un tema absolutamente eterno, atemporal, podría cerrar aquí y ahora y dar el punto a la familia por KO en el primer asalto... Pero dejemos que hablen los Grandaddy o callen para siempre.

Con un simple y tontorrón riff de casiotone jugueteando y las guitarras crujientes de los Weezer, "A.M. 180" no tarda en hacerse valer. Hay materia prima, pero parece que las ideas se agotan a los 45 segundos, porque el resto del tiempo se emplea en repeticiones y permutaciones de los mismos elementos: cambios en la dinámica, la voz desganada de Lytle, distorsiones variadas... Hay ingredientes que entran y salen, como el piano de la última estrofa, creando esa anticipación que culmina en más o menos lo que cabría esperar: lo mismo de antes. Es una buena canción, que no se me malinterprete, y tampoco se puede decir que "Can the Circle" sea el paradigma de la volatilidad musical, pero me da la impresión de que una cosa es simplicidad, y otra es redundancia. No puedo negar, eso sí, que tiene en su ADN la esencia del indie, tan complicada de destilar: puede servir prácticamente para definir el género en un aprieto. Puede convertirse en un grower, pero hoy por hoy, mi voto está en la urna.

Gol tempranero del trío Carter, que no debe dormirse en los laureles por si acaso: bajo la apariencia despreocupada de Grandaddy hay mucho peligro.

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RONDA 2: Letra de canción al azar: "Happy or Lonesome" vs. "Our Dying Brains"

Este asunto era ya de por sí un choque de eras y de estilos, pero quizá en ninguna categoría es tan obvio como en las letras de las canciones. "Happy or Lonesome" es una poesía que podría haber sido cincelada en una tablilla hace dos mil años, con un tema tan universal como las relaciones a distancia, que no se han inventado ahora precisamente. "I wonder if you still love me / and if your heart is still true"... Los tópicos se convierten en tópicos por un motivo, y aquí los Carter narran la inseguridad del amor lejano con perfecta simpleza. En algún momento llegará la primavera, florecerán las rosas, y nuestros destinos se volverán a juntar, o esa es la esperanza al menos. Hay cosillas que me chirrían un poco, como rimar con "you" tres veces consecutivas, o la estacionalidad de los eventos no terminándome de encajar, pero no cabe duda de que es una joyita del folk tradicional, que nunca será irrelevante.

Comparemos con "Our Dying Brains", en las antípodas de la sensibilidad: jóvenes borrachos aferrándose con todas sus fuerzas a la transitoriedad de su existencia. Escondidos de la policía en los pasillos universitarios, bebiendo directamente del barril para olvidar su tedio. El slacker rock, ese indie descuidado de factura amateur que arrasó en EEUU al principio de los noventa tiene en el "Loser" de Beck su himno, pero si no esta jamás hubiera existido, el género entero podría haber germinado desde aquí (y eso que es una bonus track del The Sophtware Slump, ampliamente considerado la obra maestra del grupo): "We'll get back to work / Right back to work, I swear / Our beakers are still full of beer". Fuera de las grandes urbes, California debe ser un pozo infecto, un lugar del que escapar física o espiritualmente: si lo primero no es posible, habrá que recurrir a una variada selección de químicos. Las cosas no han cambiado demasiado, supongo, aunque ya nadie le canta al aburrimiento con tan alegre abandono.

Está ajustado, la verdad, pero justo al final Grandaddy estira el cuello un poquito y llega a la línea de meta un poco antes. Milésimas, apenas.

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RONDA 3: Canción al azar: "My Dixie Darling" vs. "Skateboarding Saves Me Twice" 

"My Dixie Darling" es una canción que han grabado casi todas las generaciones de la familia Carter, pero centrémonos en los originales: Sara, su marido A.P., y la cuñadísima Maybelle (madre de June). Vuelven a la carga con armonías, más embrujadas de lo normal: hay una reverberación inquietante al menos en la grabación que he enlazado, que creo que ayuda sobremanera a la canción, dotándola de un aire casi de ensueño, como si viniera de una gramola en una película de David Lynch. Si le quitamos eso, quizás, no sería más que un tema más del conjunto, una oda a una dama sureña y a la luna clara de las noches de Virginia, cuya tranquilidad sólo interrumpe de vez en cuando una locomotora de carbón lejana. Eran tiempos más simples, y si dejamos que el romanticismo nos invada e ignoremos las lacras del racismo y la desigualdad (que es lo que viene a representar la palabra dixie siendo realistas), es fácil dejarse llevar. Esta familia tiene un encanto muy, muy especial.

En 2006 Grandaddy venía de tres discos más que respetables seguidos, pero el consenso es que Just Like the Fambly Cat rompió el combo. Comentarios lo tachan de "falto de inspiración", "abigarrado", y "decepcionante". De ser así, que no lo sé, "Skateboarding Saves Me Twice" parece una excelente representación del todo. Es una instrumental (si no contamos los "ah-ah-ahs" y la mención del título, agazapada tras una bonita capa de vocoders) que cuenta con una melodía de sintetizador machacona y algún golpe de efecto dinámico, como cuando entra esa guitarra chillando a tope de flanger, pero que en la práctica se queda bastante corta a la hora de proponer ideas interesantes. Parece elaborada como para llegar a los 60 minutos en el CD, como si hubieran entrado en incumplimiento de contrato si el álbum durase menos de una hora. No me parece desagradable, ni por asomo, pero tampoco me aporta nada. 

Los jueces dan el asalto a la familia Carter, que están llevando el ritmo del combate y dominando el cuadrilátero. Así no, Grandaddy.

THE CARTER FAMILY 2 - 1 GRANDADDY


RONDA 4: Primer disco: All Time Favorites vs. Complex Party Come Along Theories

Las Carter eran pre- todo, pero en particular eran pre- disco. Empezaron a hacer música más de una década antes de la II Guerra Mundial, literalmente no había tecnología para producir LPs. Así que tenemos que adelantarnos hasta 1961 para encontrar algo similar a un álbum familiar, año en el que A.P. Carter ya había fallecido, lamentablemente. Este All Time Favorites, en la práctica, es un recopilatorio, uno del que es casi imposible encontrar información sobre año de grabación real, así que he optado por usar las versiones de unas sesiones de 1956 (supuestamente, porque la fidelidad es la misma que treinta años atrás), sin Maybelle pero con los churumbeles de A.P. y Sara, en las que se tocaron todas las canciones que forman el disco que nos ocupa, así que nadie puede rebatirme que no sean exactamente las que en él se incluyen. ¿Qué nos encontramos? Lo esperado: desde la arriba mencionada "Dixie Darling" hasta clásicos del folklore estadounidense como "Wabash Cannonball" (en esta versión, al menos, hay efectos de sonido hiperrealistas de trenes aproximándose) o uno de los temas insignia del grupo, "Wildwood Flower". Mi juicio está impedido por la incertidumbre de si son estas las interpretaciones que deberían ser, pero tampoco esperaría un cambio enorme de no serlo, aunque hay cierto sesgo hacia A.P. (creo) como vocalista principal, y no suelen ser las suyas las performances más icónicas que se asocian a The Carter Family. Más allá de eso, es justamente lo que necesitas si quieres teletransportarte a la campiña sureña. Por qué ibas a querer, eso ya es problema tuyo.

Con los grupos así de sofá y grabadora de cassette, suele suceder que sus primeras aproximaciones a un disco son de lo más cavernícolas, y su sonido no dista tanto del que hemos escuchado con los Carters: la calidad del material es más importante que la de la grabación, y con suerte a alguna discográfica independiente le caías en gracia y te pagaba el poder grabar en un sitio semi-profesional. Grandaddy no peca, al menos no de manera constante, de amateurismo en eso, pero un poquito sí en la política desenfadada del "todo vale" que suele imperar en este tipo de esfuerzos. Temas más movidetes y punkarras como "Nebraska", y su desgañitado griterío rollo emo del medio oeste, o el distorsionado "Black Bats", se alternan con emotivas baladas como "Flairless" o el onanismo un poco exasperante de otras como "Egg Hit and Jack Too". Está muy lejos de ser una obra cumbre, pero se despliega cierto saber hacer y bastante voluntad de crear, y de pasárselo bien. Hay cierto encanto torpe en estas canciones, uno que bien refinado apuntaba buenas maneras: buena muestra de ambas cosas es "Worship P", un torrente de pop guitarrero de quilates con clipeos y cortes de audio, como para recordarnos que no saben muy bien qué están haciendo. Da ganas de conocer qué es lo que harían a continuación, que es lo que interesa.

Cierto es que no es una categoría que favorezca a la Carter Family, pero Grandaddy han acudido a la cita con la firme esperanza de salir victoriosos y, aunque sea en el tie break, les concedo un puntito. 

THE CARTER FAMILY 2 - 2 GRANDADDY


RONDA 5: Importancia histórica

Y esas esperanzas se desvanecen de un plumazo cuando toca valorar la relevancia de The Carter Family en la historia de la música. Podemos cantar alabanzas sobre la importancia del indie en la democratización de la música, fingir que Grandaddy fueron precursores en lugar de unos beneficiados más del punk DIY y de la epidemia alternativa de los 90, crear una narrativa (injustificable) que los ponga al nivel de Pavement o los Yo La Tengo... pero es una defensa muy frágil. La realidad es que la historia de la música pop es muy difícil de escribir sin referirnos a las primeras estrellas del country. Antes que Johnny, antes que Hank, ya estaban ahí, dejando constancia del cancionero tradicional, adaptándolo, montando una mezcla de country, gospel y folk impoluta. Un grupo, además, con dos mujeres pioneras como pocas: Maybelle y su influyente estilo de rasgueo de guitarra, Sara con su voz grave y penetrante, portadora de sabiduría ancestral. ¿Hay color? No lo hay.

Grandaddy, aunque destacaron en lo suyo durante un fugaz período de tiempo circunscrito entre 1997 y 2003, y supieron manejar influencias diversas de una forma bastante original, palidecen al lado de la leyenda Carter. Es difícil encontrar a uno de sus pares que no lo haga: se me ocurrirían excusas para escoger a Wilco, quizá a The Flaming Lips, si me apuras a Superchunk (aunque el argumento reposase exclusivamente en que fundasen Merge Records y dejara su contenido musical a un lado)… pero en última instancia creo que prevalecería el sentido común. Pertenecen a galaxias diferentes.

The Carter Family logra un hoyo en uno, y los Grandaddy están todavía intentando sacar la bola del fondo de la fosa de las Marianas. Se llevan el partido de manera un tanto anticlimática.

THE CARTER FAMILY 3 - 2 GRANDADDY


¡Esto ha sido todo! Nos veremos en la próxima entrega, que verá el duelo entre el exquisito Chris Rea y uno de los genios de la fusión latina rock, Willy DeVille (y sus Mink DeVille). Hasta entonces, estamos con nuestros Podcast y nuestra cuenta de Twitter, Soundclash_pod, en tanto en cuanto el gilipuertas del CEO de dicha red social no la destruya. ¡Chaítooo!

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