¿Qué podemos esperar? Si tuviera que apostar, y no debería porque soy yo el que elige al final y o bien sería muy fácil acertar o quedaría en ridículo por ni siquiera verme venir a mi mismo, pondría mis fichas en M83: su entretenida mezcolanza de pop ensoñador, muros de sintetizadores y un poquito de baile dramático tocan todas las teclas correctas. Eels, por otro lado, me resulta una especie de Beck trasnochado con menos espíritu emprendedor y más barbitúricos, y salvo en casos muy contados, no suele tener éxito en mantener mi interés más de un rato corto. Pero la carrera de Everett es más historiada y consistente, en teoría, así que dependiendo de cómo salgan las cartas, la sorpresa siempre puede saltar. Veamos cómo se desarrolla el asunto.
RONDA 1: Videoclip al azar: "Last Stop: This Town" vs. "Holograms"
Empezamos repasando la obra visual de los dos artistas, sin detenernos necesariamente en la música salvo en lo que a la relación de la misma con las imágenes se refiere. El pop sesentero de "Last Stop: This Town" es, por algún motivo, acompañado por la surrealista historia de una zanahoria descomunal a la que implantan ADN humano (el de Everett, en este caso), lo que hace que le aparezca una cara y que pueda, por lo tanto, hacer los coros graves del tema. En última instancia, la zanahoria es introducida en un robot y, con la independencia de poder mover sus propias articulaciones, se marchan en busca de nuevas aventuras. Esta narrativa es de vez en cuando interrumpida por la banda tocando en imágenes entrecortadas, dando a todo un aire noventero muy icónico. ¿El director? Garth Jennings, genio detrás de ¡Canta!, y también ¡Canta 2! (y Guía del autoestopista galáctico, pero eso ya es secundario). Si Eels hubieran sido un poquito menos underground, este vídeo les podría haber dado un buen espaldarazo.
El vídeo "Holograms" ha sido parido por Colin Rich, que nos trae un timelapse de paisajes urbanos diversos, vistas de pájaro abrumadoras de Los Angeles, que lo reconozco del GTA V, con su observatorio Griffith y todo. Es como Koyaanisqatsi un poco del mercadillo, desde el respeto, aunque las imágenes son bonitas y resaltan bien lo contemplativo de la canción, que es un poquito electrónico progresivo al estilo berlinés, el de verdad. La canción ya es en sí parte de una banda sonora, de la cinta You and the Night, dirigida por el hermano de Anthony Gonzalez y que IMDB jura que trata sobre "una joven pareja y su sirvienta travestida preparándose para una orgía", contando entre el elenco con Eric Cantona. ¿Qué más se puede pedir? La verdad es que no imagino como la canción que acabo de escuchar puede ser adecuada para ese argumento, pero sí que lo es para las panorámicas californianas que nos presenta Rich, así que supongo que un acierto por su parte.
En cualquier caso, el de Eels tiene madera de ser un vídeo de época, y decantarme por él es de las decisiones más fáciles que voy a tomar hoy.
EELS 1 - 0 M83
RONDA 2: Disco al azar: Tomorrow Morning (2010) vs. Fantasy (2023)
EELS 1 - 1 M83
RONDA 3: Canción al azar: "Gentlemen's Choice" (2014) vs. "Odyssey Rescue" (2013)
EELS 2 - 1 M83
RONDA 4: Mejor disco: Electro-Shock Blues (1998) vs. Hurry Up, We're Dreaming (2011)
Con Electro-Shock Blues, Eels ponen toda la carne en el asador de la tragedia: escrito cuando Everett se quedó solo en el mundo tras la muerte de su madre y el suicidio de su hermana (cuyos registros de diario se reflejan en la devastadora "Elizabeth on the Bathroom Floor"), la tracklist es una sucesión de enfermedades, hospitales y entierros. Oscuro como el sobaco de un mandril, pero así y todo se mantienen en su cómodo nicho (no pun intended, supongo) entre el easy listening del ascensor de una morgue y la música del circo más siniestro del infierno. Percusiones sampleadas rollo trip hop ("The Medication Is Wearing Off"), más del Tom Waits-ismo época Rain Dogs ("Hospital Food") e incluso espacio para el barroquismo con la gran "Last Stop: This Town". Si tuviera que quedarme con una, iría con "Climbing to the Moon", que pese a poder parecer una balada relativamente genérica, me conquista con su tierna melancolía. Es muy difícil buscarle peros al disco, más allá de mi mera dificultad de conseguir engancharme a él, cosa que es más culpa mía que de el señor E.
Y es que si hay algo que no le cuesta a M83, y a Hurry Up en particular, es agarrarme y no soltarme. No es difícil cuando me sueltas "Midnight City" a las primeras de cambio, un icono de la década, una de las canciones alternativas más importantes de lo que llevamos de siglo, pese a ser prácticamente intarareable. Hay más de una canción que intenta tirar de ese carro, a menudo acercándose peligrosamente a Coldplay como en "Reunion", pero en un disco de hora y cuarto (y ese es mi mayor problema con él), hay tiempo para tocar muchos palos: rock ("This Bright Flash"), aproximaciones al folk ("Soon, My Friend") y casi casi al jazz ("New Map") y, sobre todo, veneración ochentera a más no poder. Entre tanto eclecticismo y colaboraciones (incluido un niño hablando maravillas de las ranas durante un rato en "Raconte-moi une histoire"), sería fácil perder el carácter, pero siempre aparece Gonzalez a soltar sus "ah ooh oh, da-da-dah", que no hay un estribillo con palabras apenas. Más grande, más angelical, más expansivo, se sitúa frecuentemente en el culmen de la carrera del francés por una razón.
Sintiéndolo mucho, o quizá no tanto, esta cuarta ronda se la lleva M83, por aplastamiento synthpopero.
EELS 2 - 2 M83
RONDA 5: Versatilidad
Odio estas preguntas tan genéricas, que me obligan a buscar justificaciones donde no hay más que un juicio completamente subjetivo, pese a lo "técnico" de la categoría. Ambos artistas me parecen relativamente versátiles, aunque creo que uno de ellos llega antes a la línea de meta por una orejilla de nada. Eels se encuadran firmemente en el indie de autor, género que ya de por sí dice más o menos cero del contenido que producen, pero del que podemos formar cierta idea en la cabeza. Hay samples y percusiones electrónicas, momentos más "chamber pop", salidas más folk y otras más garajeras, y un gusto siempre por los sonidos más psicodélicos de los sesenta. En ese sentido, es posible saber qué esperar aproximadamente de un disco del ente californiano, pero siempre habrá elementos que entren y salgan en la ecuación. Eels es como un kebab: hay un par de componentes esenciales, pero le puedes poner lo que quieras.
Con M83 no es demasiado diferente: lo suyo siempre ha sido y será pop etéreo, que ha ido ganando en grandiosidad con los años y que ha bebido en general de diversas fuentes como el ambient, el shoegaze, o el synthpop. Sin embargo, aunque lo que es la línea canónica de álbumes que podemos trazar desde su debut en 2001 hasta el Fantasy ha seguido el axioma del kebab (que ya quedará como una regla fundamental para siempre de estos artículos), quizá incluso más el axioma de la paella cuya definición quedará como ejercicio a mis lectores, sus paseos por otros géneros hace que ganen puntos en cuanto a capacidad de adaptación se refiere. Su obra en el campo de las bandas sonoras no teme adentrarse en terreno Zimmer como comentábamos antes, o incluso en música ambiental más reglamentaria, y aunque la recepción no ha sido tampoco laudatoria, en Junk (disco) o DSVII (new age) se ha demostrado que no existe el miedo a crear cosas nuevas.
Es por eso que mi voto definitivo va a parar a M83, convirtiéndolos en los vencedores del combate a muerte. ¡Dos hurras por ellos!
EELS 2 - 3 M83
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