ÁLVARO: Buenas tardes, queridos televidentes. Otra semana más, estoy aquí con mi querido Jorge para hablar de un disco que guardamos muy dentro de nuestros corasones latinos. Nos dimos cuenta entre otras cosas de que la presencia femenina en nuestro blog dejaba un poco que desear, así que elegimos ponernos las pilas y reseñar una maravilla del pop artístico, el insuperable “Hounds of Love”, de Kate Bush. Que no tiene nada que ver con George Bush. Creo.
JORGE: Creo yo también, y espero fervientemente. En todo caso, y si bien he participado de esa realización de lo patriarcal de este blog, el mérito de traer esta reseña es en un 97% de Álvaro: él trajo ya a esta artistaza a un viejo podcast de una época en que hasta dejábamos vernos las caras en vídeo, él nos descubrió que era la misma señora detrás del “Wuthering Heights” ante nuestro estupor, y es él quien tiene la portada de este magnífico disco como foto de perfil en sitios. Así que, cuando me propuso trabajar esta joya ochentera, pues no lo dudé: me puse las pilas, escuché más allá de las tres o cuatro pistas que ya conocía y… he de decir que el disco me ha sorprendido muchísimo. Por indagar, ¿qué supuso esto en la carrera de Kate Bush?
A: A ver, Kate Bush en 1985 venía de sacar un disco fascinante, “The Dreaming”, que sin duda fue demasiado radical para público y crítica y que vendió menos que (PENSAR ALGO GRACIOSO). Así que para despejarse, se metió en su granja, se construyó un estudio allí, y decidió componer sin presión de la discográfica. Con ayuda del omnipresente Fairlight CMI, un sintetizador de samples que es base del disco en su totalidad, fue así como surgió “Hounds of Love”. Spoilers: funcionó. Fue su álbum más exitoso y ayudó a Bush a entrar un poco a hurtadillas en el mercado estadounidense. Esto seguramente se deba a los excelentes singles que configuran la primera cara, que son pop de primera categoría y no tan extraños como cualquiera de las canciones más comerciales de “Dreaming” (“Suspended in Gaffa” o “Sat in Your Lap”, que no dejan de ser magníficas). El caso es que por cómo parece ser Kate, creo que el éxito comercial fue más accidente que otra cosa, no parece que lo fuera buscando.
J: De hecho, la palabra que creo define mejor este disco sería “complejo”. “Completo”, incluso, si me apuras. Términos ambos que suelen estar más reñidos con el éxito comercial perseguido que la simplicidad. Ciertamente, en la cara A se aglutinan los temas más conocidos del trabajo, que eran los que conocía un poco de antemano. “Cloudbusting”, “Running Up That Hill”, el homónimo “Hounds of Love”... Sin embargo, y no sé si esta es una opinión popular, me ha marcado mucho más, con diferencia, la cara B, bastante más experimental y heterogénea.
A: Sí, diría que es una opinión bastante popular. La mayoría de artículos que he leído como repaso y/o investigación remarcaban con fuerza esa cara B conceptual, una historia sobre una mujer que se está ahogando y lo que experimenta en esos momentos. Es una idea valiente, sin duda, poner esos caramelitos pop al principio para luego meter cosas como “Waking the Witch” en tu cara. Por eso es un disco “complejo” y “completo”, claro. En mi caso, he de decir que la cara A es la que más me ha gustado siempre, aunque la cara B acaba haciendo mella y ahora temas como “Jig of Life” o “Hello Earth” son dos de mis favoritos del álbum.
J: Lo que me maravilla es, precisamente, esa capacidad para encajar temas de muy distinto cuño, que no me esperaba en absoluto. Acostumbrado más a la Cara A, me sorprendía mucho el salto que podía haber de “And Dream of Sheep” (una balada que es prácticamente una nana) a la vitalidad de “Jig of Life” (lo que su nombre indica, vamos), pasando de lo siniestro y envolvente de “Under Ice” o “Waking the Witch”. Es, además, una mezcla que no se da solo de una canción a otra, sino en la propia construcción de temas, que tan pronto usan instrumentos tradicionales (he revisado, y aquí hay silbatos, balalaikas, fujaras, didyeridús, gaitas y distintos tipos de buzukis, amén de coros) o composiciones más al uso, como intercalan pasajes hablados, ruidos discordantes y cosas que ni sé lo que son. En ese sentido me ha recordado un poco a Björk, o a discos como el “Amarok” de Oldfield.
A: Björk es el nombre que suele aparecer más a menudo en las listas de gente influenciada por Kate Bush, que suele incluir a prácticamente a todas las mujeres que han hecho música en su vida, se parezcan a Kate Bush más o menos. Gente como Tori Amos sin duda ha estado claramente inspirada por ella, como podemos ver en algunas de las baladas de piano de Bush (“And Dream of Sheep” podría ser de Amos perfectamente, transmisiones de radio extrañas aparte). El caso es que la música de Bush es al mismo tiempo bastante inimitable: su voz volátil, capaz de desenvolverse en cualquier registro y de transmitir las emociones más complejas, su uso como tú mismo mencionas de instrumentos folklóricos de todas las culturas, que entremezcla con la tecnología más puntera de la época y collages de lo más avant-garde, sus letras personales que abordan temas de lo más pintorescos (desde el mismo principio, con su “Wuthering Heights”, hasta el recitativo de Stephen Fry en “50 Words for Snow”, de su homónimo último disco, que es exactamente lo que promete ser). Sus letras son un aspecto interesante, porque me parecen absolutamente increíbles: sin ser historiadas como podrían ser las de muchos cantautores, es capaz de extraer significados impensables a palabras simples. La cantidad de matices que tiene, sin ir más lejos, “Hounds of Love”, da para un ensayo entero. Y dura tres minutos, nada más.
J: Lo de la voz de esta mujer es no un mundo, una realidad al completo aparte, con sus propias leyes físicas. Sin alcanzar los picos agudos de “Wuthering Heights”, tan reconocibles, toca notas bastante altas desde un registro general un tanto intimista (no había pensado lo de Tori Amos, pero sin duda hay una influencia cuando toca esta vertiente), que llega incluso a los gruñidos animales. Especialmente impresionante en ese sentido me parece la misma “Hounds of Love” que, efectivamente, también destaca en lo que a letras se refiere. La capacidad para crear imágenes visuales y para entremezclar los conceptos en el desarrollo del disco me encanta. Por ejemplo, la letra de “The Morning Fog”, la canción de cierre, deja versos como “I am falling, / Like a stone, / Like a storm, / Being born again / Into the sweet morning fog. / D'you know what? / I love you better now”, antes de que todo acabe. En general, me parece un álbum que sabe envolver muy bien al oyente, pero que quizás por eso exige una enorme atención del mismo.
A: Estoy de acuerdo, especialmente en lo que a la cara B se refiere. La cara A tiene algún tema que podría ser más sutil en ese sentido (“Mother Stands For Comfort”, por ejemplo), pero otros como “The Big Sky” son temas de pop que van al grano, o por lo menos van al grano para ser de Kate Bush. Y por cierto, en cuanto a la cara B, que se llama “The Ninth Wave” por cierto, hay debate hardcore entre los fans en cuanto a si la protagonista realmente muere en el mar. No sé muy bien a qué viene porque parece que “The Morning Fog” es bastante contundente en la conclusión, pero siempre molan las teorías de conspiración de los fans aunque carezcan de todo sustento.
J: ¿En serio hay gente que cree que no muere? Quiero decir… En “Under Ice” cuenta que está atrapada bajo el hielo, en “Watching You Without Me” dice “you won’t hear me leaving”, en “Hello Earth” se despide de la Tierra, y “The Morning Fog” concluye, en su última estrofa, con un nada sutil “I am falling / And I'd love to hold you now, / I'll kiss the ground, / I'll tell my mother, / I'll tell my father, / I'll tell my loved one, / I'll tell my brothers / How much I love them”. Yo no soy la persona más avispada del mundo, PERO.
A: Pero “Under Ice” y “Watching You Without Me” son alucinaciones submarinas. “Under Ice” es un sueño en el que la protagonista se ve a si misma bajo el hielo mientras patina, no que esté literalmente bajo el hielo. Porque si no el salvavidas de “And Dream of Sheep” para qué. Y “Watching You Without Me” no es necesariamente el fantasma de la protagonista si no más una proyección que intenta hablar con sus seres queridos para despedirse de ellos porque se ve en las últimas. Creo que “Jig of Life” lo deja aún más claro, con su yo del futuro apareciendo para obligarla a luchar por su vida. En el caso de “Morning Fog” lo interpreto como ella siendo salvada y apreciando lo que tiene más, de ahí que vaya a decirles a todos lo mucho que les quiere. De todas maneras, Kate ha dicho que sobrevive, así que es polémica porque sí. Aunque claro, cada uno le da la interpretación que quiere, y eso hace que mole más todavía.
J: Si Kate ha hablado, no hay más que decir, aunque queda claro que, per se, no es tan clara la interpretación como creíamos ambos (si resulta que ambos la interpretábamos con pleno convencimiento de manera contraria; de hecho, yo lo que veía una alucinación era el salvavidas de “And Dream of Sheep”, merced a ese “They take me deeper and deeper” del final). Desde luego, es un disco con una riqueza narrativa enorme. Y no sé si querrías comentar algo más, destacar algún tema, o pasar ya a valoraciones finales.
A: Creo que podemos pasar a valoraciones, hemos comentado un poco de todo. Nos ha quedado muy gonito.
J: Tan gonito como “Jig of Life”, que no me puedo ir sin comentar que es mi tema favorito (la cara B, en general, como decía). Yo, personalmente, no tengo del todo claro qué nota darle. Es un disco que me ha sorprendido mucho, y muy gratamente, y que me parece de escucha obligada, sin titubeos. Al mismo tiempo, es un disco que me ha dejado un tanto agotado y que, en su cara A por gustarme algo menos, y en su cara B por lo experimental que es (igual que con las comparativas que le hacía), no creo que pudiera escuchar muy a menudo sin cansarme. Así que creo que le daré un 8’5 alto, o un 9 bajo. O sea, un 8’75 de toda la vida. Imagino que tú le darás algo más.
A: Una nota decente, desde luego. Yo le tengo que dar algo más porque bien podría ser mi disco preferido de todos los tiempos y universos existentes. Así que en mi ya canónica puntuación sobre 30 le doy un 28. Más conocido como un 9 alto o un 4’75/5. No le doy nota perfecta porque, por mucho que lo idolatre, se debe más a que sus puntos altos son altísimos (desde la subjetividad, en este caso: para mí los puntos altos serían “Cloudbusting” o “Running Up That Hill”), y los puntos bajos (la primera mitad de la cara B, aproximadamente), son bastante altos pero no lo suficiente para darle el 10. Que no le voy a dar el 10 a casi nadie. O el 30. Bueno, vosotros me entendéis. Para hacerse una idea, existen dos discos en el mundo a los que les daré el 30. Así que no cunda el pánico.
J: Te entendemos, te agradecemos que hayas traído a Kate Bush hasta nosotras, y esperamos con ansia conocer qué dos discos son esos. Por ahora, volveremos la semana que viene: no decimos con qué, porque aún no está 100% claro, pero hay un 66.66% (período puro) de probabilidades de que resulte una bonita reseña homenaje. Y con esto, me despido. Buenos días, buena suerte, y… no sé. Buena caza, o algo.
A: Viva la caza, hombre ya.
J: Lo que me maravilla es, precisamente, esa capacidad para encajar temas de muy distinto cuño, que no me esperaba en absoluto. Acostumbrado más a la Cara A, me sorprendía mucho el salto que podía haber de “And Dream of Sheep” (una balada que es prácticamente una nana) a la vitalidad de “Jig of Life” (lo que su nombre indica, vamos), pasando de lo siniestro y envolvente de “Under Ice” o “Waking the Witch”. Es, además, una mezcla que no se da solo de una canción a otra, sino en la propia construcción de temas, que tan pronto usan instrumentos tradicionales (he revisado, y aquí hay silbatos, balalaikas, fujaras, didyeridús, gaitas y distintos tipos de buzukis, amén de coros) o composiciones más al uso, como intercalan pasajes hablados, ruidos discordantes y cosas que ni sé lo que son. En ese sentido me ha recordado un poco a Björk, o a discos como el “Amarok” de Oldfield.
A: Björk es el nombre que suele aparecer más a menudo en las listas de gente influenciada por Kate Bush, que suele incluir a prácticamente a todas las mujeres que han hecho música en su vida, se parezcan a Kate Bush más o menos. Gente como Tori Amos sin duda ha estado claramente inspirada por ella, como podemos ver en algunas de las baladas de piano de Bush (“And Dream of Sheep” podría ser de Amos perfectamente, transmisiones de radio extrañas aparte). El caso es que la música de Bush es al mismo tiempo bastante inimitable: su voz volátil, capaz de desenvolverse en cualquier registro y de transmitir las emociones más complejas, su uso como tú mismo mencionas de instrumentos folklóricos de todas las culturas, que entremezcla con la tecnología más puntera de la época y collages de lo más avant-garde, sus letras personales que abordan temas de lo más pintorescos (desde el mismo principio, con su “Wuthering Heights”, hasta el recitativo de Stephen Fry en “50 Words for Snow”, de su homónimo último disco, que es exactamente lo que promete ser). Sus letras son un aspecto interesante, porque me parecen absolutamente increíbles: sin ser historiadas como podrían ser las de muchos cantautores, es capaz de extraer significados impensables a palabras simples. La cantidad de matices que tiene, sin ir más lejos, “Hounds of Love”, da para un ensayo entero. Y dura tres minutos, nada más.
J: Lo de la voz de esta mujer es no un mundo, una realidad al completo aparte, con sus propias leyes físicas. Sin alcanzar los picos agudos de “Wuthering Heights”, tan reconocibles, toca notas bastante altas desde un registro general un tanto intimista (no había pensado lo de Tori Amos, pero sin duda hay una influencia cuando toca esta vertiente), que llega incluso a los gruñidos animales. Especialmente impresionante en ese sentido me parece la misma “Hounds of Love” que, efectivamente, también destaca en lo que a letras se refiere. La capacidad para crear imágenes visuales y para entremezclar los conceptos en el desarrollo del disco me encanta. Por ejemplo, la letra de “The Morning Fog”, la canción de cierre, deja versos como “I am falling, / Like a stone, / Like a storm, / Being born again / Into the sweet morning fog. / D'you know what? / I love you better now”, antes de que todo acabe. En general, me parece un álbum que sabe envolver muy bien al oyente, pero que quizás por eso exige una enorme atención del mismo.
A: Estoy de acuerdo, especialmente en lo que a la cara B se refiere. La cara A tiene algún tema que podría ser más sutil en ese sentido (“Mother Stands For Comfort”, por ejemplo), pero otros como “The Big Sky” son temas de pop que van al grano, o por lo menos van al grano para ser de Kate Bush. Y por cierto, en cuanto a la cara B, que se llama “The Ninth Wave” por cierto, hay debate hardcore entre los fans en cuanto a si la protagonista realmente muere en el mar. No sé muy bien a qué viene porque parece que “The Morning Fog” es bastante contundente en la conclusión, pero siempre molan las teorías de conspiración de los fans aunque carezcan de todo sustento.
J: ¿En serio hay gente que cree que no muere? Quiero decir… En “Under Ice” cuenta que está atrapada bajo el hielo, en “Watching You Without Me” dice “you won’t hear me leaving”, en “Hello Earth” se despide de la Tierra, y “The Morning Fog” concluye, en su última estrofa, con un nada sutil “I am falling / And I'd love to hold you now, / I'll kiss the ground, / I'll tell my mother, / I'll tell my father, / I'll tell my loved one, / I'll tell my brothers / How much I love them”. Yo no soy la persona más avispada del mundo, PERO.
A: Pero “Under Ice” y “Watching You Without Me” son alucinaciones submarinas. “Under Ice” es un sueño en el que la protagonista se ve a si misma bajo el hielo mientras patina, no que esté literalmente bajo el hielo. Porque si no el salvavidas de “And Dream of Sheep” para qué. Y “Watching You Without Me” no es necesariamente el fantasma de la protagonista si no más una proyección que intenta hablar con sus seres queridos para despedirse de ellos porque se ve en las últimas. Creo que “Jig of Life” lo deja aún más claro, con su yo del futuro apareciendo para obligarla a luchar por su vida. En el caso de “Morning Fog” lo interpreto como ella siendo salvada y apreciando lo que tiene más, de ahí que vaya a decirles a todos lo mucho que les quiere. De todas maneras, Kate ha dicho que sobrevive, así que es polémica porque sí. Aunque claro, cada uno le da la interpretación que quiere, y eso hace que mole más todavía.
J: Si Kate ha hablado, no hay más que decir, aunque queda claro que, per se, no es tan clara la interpretación como creíamos ambos (si resulta que ambos la interpretábamos con pleno convencimiento de manera contraria; de hecho, yo lo que veía una alucinación era el salvavidas de “And Dream of Sheep”, merced a ese “They take me deeper and deeper” del final). Desde luego, es un disco con una riqueza narrativa enorme. Y no sé si querrías comentar algo más, destacar algún tema, o pasar ya a valoraciones finales.
A: Creo que podemos pasar a valoraciones, hemos comentado un poco de todo. Nos ha quedado muy gonito.
J: Tan gonito como “Jig of Life”, que no me puedo ir sin comentar que es mi tema favorito (la cara B, en general, como decía). Yo, personalmente, no tengo del todo claro qué nota darle. Es un disco que me ha sorprendido mucho, y muy gratamente, y que me parece de escucha obligada, sin titubeos. Al mismo tiempo, es un disco que me ha dejado un tanto agotado y que, en su cara A por gustarme algo menos, y en su cara B por lo experimental que es (igual que con las comparativas que le hacía), no creo que pudiera escuchar muy a menudo sin cansarme. Así que creo que le daré un 8’5 alto, o un 9 bajo. O sea, un 8’75 de toda la vida. Imagino que tú le darás algo más.
A: Una nota decente, desde luego. Yo le tengo que dar algo más porque bien podría ser mi disco preferido de todos los tiempos y universos existentes. Así que en mi ya canónica puntuación sobre 30 le doy un 28. Más conocido como un 9 alto o un 4’75/5. No le doy nota perfecta porque, por mucho que lo idolatre, se debe más a que sus puntos altos son altísimos (desde la subjetividad, en este caso: para mí los puntos altos serían “Cloudbusting” o “Running Up That Hill”), y los puntos bajos (la primera mitad de la cara B, aproximadamente), son bastante altos pero no lo suficiente para darle el 10. Que no le voy a dar el 10 a casi nadie. O el 30. Bueno, vosotros me entendéis. Para hacerse una idea, existen dos discos en el mundo a los que les daré el 30. Así que no cunda el pánico.
J: Te entendemos, te agradecemos que hayas traído a Kate Bush hasta nosotras, y esperamos con ansia conocer qué dos discos son esos. Por ahora, volveremos la semana que viene: no decimos con qué, porque aún no está 100% claro, pero hay un 66.66% (período puro) de probabilidades de que resulte una bonita reseña homenaje. Y con esto, me despido. Buenos días, buena suerte, y… no sé. Buena caza, o algo.
A: Viva la caza, hombre ya.
Creo que voy a dejar de vetarla y permitir que entre en el Hall OF Fame. Me gusta el disco aunque tampoco me entusiasme como conjunto. Tampoco es mi estilo.
ResponderEliminarAhora bien, los temazos absolutos que son Waking The Witch y Jig of Life me han encandilado.
Así, así, abriendo los ojos a la VERDAD.
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