viernes, 10 de agosto de 2012

System Of A Down – Toxicity (2001)


De vez en cuando, hago revisión de mis aportaciones al blog y pienso “¿habré hecho alguna vez una crítica de esto?”. Menos mal que almaceno todo lo que escribo, porque si no esto sería un auténtico caos, y habría muchas más carencias de las que ya hay.

El caso es que el otro día me di cuenta de que no he realizado en el blog ninguna crítica de uno de mis grupos favoritos en la escena metalera de los últimos años. Si tuviera que destacar algún hecho importante en este mundillo en los últimos 15 años, sin duda el descubrimiento de Rick Rubin de unos jóvenes armenios-americanos afincados en California estaría entre los acontecimientos más relevantes.

Los orígenes de System Of A Down (SOAD para los amigos), se remontan a mediados de los noventa. Después de algunos cambios de formación, durante los cuales editaron cuatro demos, llegaron a la actual: Serj Tankian (teclados y voz), Daron Malakian (guitarra y voz), Shavo Odadjian (bajo) y John Dolmayan (batería). Como al principio no podían vivir de su música (como todos los grupos que empiezan), durante un tiempo mantienen el grupo como algo secundario y se dedican cada uno a lo suyo (Tankian estudia en la universidad, por ejemplo, y según dicen Daron era neurocirujano, cosa que da bastante miedo). Es entonces cuando les descubre Rick Rubin, que ya les producirá en sus cinco álbumes de estudio: el homónimo (lanzado en 1998), Toxicity (2001), Steal This Album! (2002) y Mesmerize/Hypnotize (2005). Gracias a estos dos últimos consiguieron ser una de las únicas tres bandas de la historia de la música que han logrado dos discos número 1 en EE.UU. en el mismo año (siendo las otras dos The Beatles y Guns N’ Roses, que se dice pronto). En 2006 se toman un largo descanso que durará hasta 2011, cuando vuelven a los escenarios (aunque de nuevo disco aún no se sabe nada).

Es en Toxicity donde el grupo configura ya plenamente ese estilo de metal alternativo con influencias orientales y letras comprometidas con cualquier causa que se preste, y que les ha valido tantos premios (incluso un Grammy, cosa no demasiado relativamente difícil para grupos de metal duro que no se llamen Metallica) y seguidores incondicionales. Desde el primer instante, la brutalidad del estilo domina el sonido, con un tema, “Prison Song”, que tiene algunas de las baterías más contundentes que jamás haya oído (Dolmayan me parece un músico maravilloso, injustamente infravalorado), y un tono misterioso entre los susurros de Tankian, los berridos guturales, las partes habladas (o medio rapeadas), los “gemidos” de Malakian, y los puentes melódicos. La letra, más comprensible que el resto, es lógicamente una crítica al sistema penitenciario americano, y ya de paso a su sistema político. La misma línea sigue “Needles”, aunque en este caso es mucho más típica del grupo: letras absolutamente indescifrables y una mezcla de metal acelerado con guitarras más melódicas y pausadas.

A medida que avanza el disco nos encontramos con canciones cada vez más breves, y eso ocurre con “Deer Dance”, que apenas ofrece nada nuevo a las anteriores, con la salvedad de que aquí Tankian se luce más a la voz, y la instrumentación es mucho más “ligera” que en otras (al final utilizan algo que, si no me equivoco, es una mandolina). Sin interrupción llegamos a “Jet Pilot” (que ya tan solo dura dos minutos), y donde resucitan la brutalidad de los primeros temas, y a la también breve (no llega a los dos minutos) “X (Multiply)”, en la que nuevamente destacan las guitarras y las letras incomprensibles (eso sí, he de reconocer que adoro los gritos casi tribales de Tankian en este tema, con gallo incluido en el último verso). Hasta ahora, el disco no resulta nada fácil de digerir; eso sí, el subidón de adrenalina que logran transmitir es difícilmente comparable al de otras bandas.

Con el sexto tema del trabajo llega, sin embargo, el primer sencillo del disco, y una de las mejores y más laureadas canciones del grupo, “Chop Suey!”. La forma que tiene Tankian de cantar las estrofas de esta canción se ha convertido en legendaria, y la forma de intercalar estrofas rapidísimas con estribillos lentos y melancólicos (repite aquí la mandolina, o lo que fuere), para llegar a un puente de rabia incontenible, antes del último estribillo, es increíble, logrando que el final de la canción tenga un tono épico bastante sorprendente. Las letras, por cierto, son bastante crípticas, pero parecen contener referencias que hicieron que se prohibiera la emisión de la canción en la radio durante varias semanas (el disco salió la semana antes de los atentados del 11-M, lo que no contribuye a mejorar la imagen patriótica de estos chicos). “Bounce” es (sobre todo en comparación), mucho más floja que la anterior, pero también bastante más experimental, con un sonido un tanto psicodélico en ocasiones, gritos incomprensibles y experiencias extrasensoriales por doquier. Tampoco entiendo la mitad de la letra, aunque parece bastante sexual.

En “Forest” Tankian vuelve a estar genial a la voz, y aunque no es de los mejores temas del disco, merece bastante la pena, con una letra preciosa y nuevamente lucimiento de la batería y las guitarras. El último minuto, especialmente, es genial, enlazando con el principio de “Atwa”, uno de sus temas más atípicos. Durante casi un minuto a la voz no acompaña más que una guitarra acústica, que será lo único que se mantenga toda la canción, con las eléctricas y la batería yendo y viniendo todo el rato. Tankian hace aquí su mejor actuación vocal (con diferencia) y es capaz de pasar de las partes más baladeras a los gritos acelerados con una facilidad pasmosa. “Science” es muy parecida a los temas de la primera mitad del disco, y únicamente llegando al segundo minuto, con las guitarras acústicas y cánticos árabes (o gritos de un gurú africano, nunca se sabe) logra un poco más de personalidad. La siguiente pista, “Shimmy” es nuevamente una crítica a Dios sabe qué, y únicamente tiene la gracia de escuchar a Tankian cantando en falsete o berreando “I wanna shimmy, shimmy, shimmy through the break of dawn” una y otra vez a toda velocidad. Hilarious.

Los tres últimos temas del disco son de los mejores del trabajo, y por tanto de toda su carrera musical. El que da título al disco, “Toxicity” tiene una instrumentación genial, una batería insuperable, una letra contundente (con crítica social incluida, claro) y un final absolutamente apabullante. Tankian está en sus mejores voces, y el tema es tan pegadizo como pueda serlo una composición de este estilo; de hecho, a la hora de versionar a SOAD, suele ser este el tema más elegido (y suele quedar genial versionado, ya lo haga Huecco, ya mis queridos Deadline, a quienes por cierto debo una crítica desde hace tiempo). Apenas se apagan los instrumentos comienza “Psycho”, que fue el primer tema que escuché de estos chicos, hace ya bastantes años, y al que por tanto tengo un cariño enorme. Otra vez se repite el esquema de estrofas rapidísimas y estribillos más melódicos, con una instrumentación brutal en todo el tema (que se cierra con unos solos preciosos, y con unos bajos geniales al principio), y una letra bastante extraña. Termina el disco con “Aerials”, la otra balada del trabajo, donde al resto de instrumentos se añade una orquestación que llevará el ritmo en varios pasajes. Todo en el tema es grandilocuente y melancólico: las guitarras, la propia composición, la forma de cantar de Tankian, la letra… Se cierra el tema con los versos “Aerials, in the sky,/ when you lose, small mind, / you free your life./ Aerials, so up high,/ when you free your eyes,/ eternal prize”, seguidos por unos coros interminables. Antes de cerrar el disco aún hay una última pista oculta, “Arto”, que le da el broche épico con unos cánticos y unos tambores tribales, cuernos de guerra y algo que evoca danzas del (ahora sí) gurú de una tribu africana.

En general, el disco cumple, con una composición sólida aunque un tanto repetitiva, una gran mayoría de temas decentes (no más) y unos cuantos temas realmente geniales. Quizá no es el mejor disco del grupo, pero es sin duda mi favorito (a pesar de que Mesmerize/Hypnotize también me encantan).

Echadle un ojo al menos a los temas más destacados y, si os gustan, ya estáis preparados para hincarle el diente al resto de trabajos del grupo.

Allez-y, mes ami!

Buenas tardes, y buena suerte.

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LO MEJOR: “Atwa”, “Aerials”, “Psycho”, “Toxicity”, y “Chop Suey!” son geniales. En el resto del disco hay alguna cosa interesante, pero en general la mayoría de canciones se parecen bastante entre sí.

LO PEOR: la repetición/falta de originalidad en muchos temas. Por eso, quizás, la primera mitad del disco es bastante más floja que el resto.

VALORACIÓN: 9/10. Disco básico para el metal alternativo (y para el metal armenio), con una contundencia difícilmente superable, y un resultado general bastante satisfactorio.

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System Of A Down - Psycho (live) [tiene un sonido bastante mejorable, pero la versión en sí es muy interesante]

Aerials

System Of A Down - Toxicity

System Of A Down - Chop Suey!

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9 comentarios:

  1. Te vas a reír, pero para mí este disco es de esos pocos editados en el siglo XXI a los que pondría un 10 (o 5 estrellas, como prefieras), porque ha marcado a toda nuestra generación. Todo grupo heavy(entre los que se incluye Deadline, thanks for the mention xD) de este siglo ha tomado algo de System y de este disco.

    Para mí los fuertes de este disco son el absoluto talento para la melodía de esta banda, la variedad (sí, variedad) predominante, conseguida a lo bestia a base de cambios de tempo e intensidad bestiales en práticamente todas las canciones, y lo más importante, su innovación. Búscale una influencia o alguna referencia clara a este grupo y a este disco. Aunque servidor tiene la teoría de que lograron innovar tanto gracias a lo colocados que estaban (sobre todo Malakian).

    PD: Apuntes de la parte musical/interpretativa:

    - No hay mandolina en "Chop Suey" ni en "Deer Dance", es una guitarra acústica. Para escuchar mandolinas recomiendo irse a R.E.M. (Losing My Religion.

    - En "Atwa" es una guitarra eléctrica limpia lo que ocupa el primer minuto de la canción.

    - Los gritos tribales en "Science" y "Arto" son de más arábigos que africanos, debido a que usan escalas propias de la música árabe.

    PD2: ¿Alguien conoce algún grupo más de "Metal Armenio"? Yo no. XD

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  2. En parte coincido contigo en la nota (un 8 es demasiado bajo, ahora que lo pienso) pero, si bien es cierto que hay variedad, se da solo dentro de las propias canciones, y a eso me refería: cada canción, tomada individualmente, es una auténtica maravilla y una genialidad compositiva, pero si las comparas entre ellas se parecen mucho. O eso creo yo, puede que me equivoque.

    En cuanto a la innovación y la influencia, razón tienes. SOAD son un auténtico mundo, algo que antes de ellos jamás se ha visto y que sin embargo ha influido un montón en el metal de los últimos 20 años (y sí, en nuestra generación). DeadLine sois claro ejemplo xDDD E innovación y colocación suelen ir parejas. Y si no, que se lo digan a Kurt, al rey lagarto, o a cualquier artista original que se te venga a la cabeza xD Claro que estos van más allá, porque además de colocados, estoy seguro de que tienen entre ellos cuatro más enfermedades mentales que un manicomio uruguayo.

    Gracias por los apuntes musicales. Cuando tengo dudas por mi nulo oído musical suelo preguntarle a Álvaro, pero aquí no pude. Y en cuanto a los gritos tribales, en "Science" son más arábigos, pero en "Arto" no estoy tan seguro.

    Por último, y gracias por comentar, se me ocurren más ejemplos de metal (o rock) armenio: la carrera en solitario de Tankian, Scars on Broadway, Axis of Justice (solo en ocasiones)... Casualmente, todos son proyectos en los que participan miembros de SOAD xDDDDD

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  3. (Por cierto, que el hecho de que les llame "metal armenio" obedece a la razón única y exclusiva de que son un grupo tan peculiar, que considero insultante encasillarlos en la amplia denominación de "metal alternativo")

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  4. Es que son un género en su género. No hay por donde pillarlos. Sí que tienen cierta herencia del Punk más guarro de los 70, junto con el Thrash Metalliquero y el Nu-Metal de la época. Pero ya. Pertenecen al género de System of a Down.

    Y en lo de "Arto", te digo que sí son arábigos, porque las escalas árabes usan notas que en la música occidental no tenemos. Me explico, esas notas diferentes suelen ser un pelín más graves o agudas que las occidentales, siendo más exactos, como medio semitono o un cuarto de semitono de diferencia. Y me atrevería a decir que las usan. Qué buenos que son los jodíos xD

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  5. No te discuto lo de "Arto", aquí el que sabe eres tú. Pero me sigue sonando a gurú africano, si quieres adoptado por una tribu árabe xDDD Si, qué buenos son los jodíos.

    Btw, atento a mi próxima entrada, el viernes. Va a ser hilarante.

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  6. Bueno, para cualquier opinión musical, aunque sea a través de los comentarios, estaré por aquí ;)

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  7. Por lo poco que sé, en la música india y arábiga en vez de ser un semitono su unidad más pequeña, su unidad irreducible es un tercio de tono.

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  8. Diego, eres digno hermano de tu hermano.

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  9. Ya que estamos, si tenéis alguno conocimientos sobre la música de los nativos americanos (norteamericanos, básicamente... Navajos, cherokees, sioux y toda esa gente, apaches como límite al sur), me vendría bien que me echarais un cable con el tema, que estoy investigándolo para un relato xD

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