Cuando Iron Maiden se consolidó como
la gran banda del momento con The Number Of The Beast, Judas
Priest llevaba ya mucho tiempo picando piedra. Posiblemente sin
Judas, Maiden no hubiera encontrado un contexto tan favorable para su
explosión. La historia de Judas Priest nos muestra como una banda
trata con el tiempo de encontrar su propio estilo, evolucionar, convivir
con una situación poco propicia para su estilo y cruzarse toda Gran Bretaña en concierto en concierto hasta encontrar su momento y finalmente convertirse en pioneros tanto en cuestiones musicales como
estéticas de todo un género. En 1980 llegó su gran triunfo comercial con su mítico
British Steel en el que al ritmo de “Breaking The Law” y
otros himnos metaleros dio comienzo a una etapa de de gran éxito y
reconocimiento por la crítica y el público.
Un año después publicaron Point of
Entry - enfocado sobre todo al mercado estadounidense - que
siguió la senda de éxito de su predecesor, aunque no llega a su
calidad. Ya instalados en el mainstream, Judas Priest sentía que era
una nueva época tanto para la escena musical como para la banda. El
cantante Rob Halford proclamó sin complejos: “Es una nueva
generación, es una nueva década”. Era su momento, y su siguiente
trabajo, Screaming for Vengance, fue una declaración total de
intenciones, reivindicándose a ellos mismos, a todo un
género musical y a sus seguidores.
Con un portada majestuosa con una
águila gigante de metal abalanzándose hacia nosotros como “un
guerrero alado” y gritando por venganza. Ese monstruo recibirá el
nombre de "The Hellion” y da nombre a una breve pero muy épica
introducción que es un puñetazo en la boca que para meterte en
dinámica desde el primer segundo. Además nos presentan sus señas
de identidad: las guitarras endiabladas de Glenn Tipton y K.K.
Downing que seguirán presentes en todo el disco. Eso es patente en
“Electric Eye” (no se la puede separar de "The Hellion"), que desde el principio se convirtió en una de
esas canciones que se han convertido en imprescindibles en el
repertorio de Judas desde el primer día. El riff y la gran química entre
ambos guitarristas es la clave de la canción pero también tiene un
gran estribillo cantado por Rob Halford. El tema nos habla de
concepto aún hoy de moda como el Gran Hermano de 1984 que nos amenaza “feel my
stare, looking there” tiene como objetivo “keep the country clean”.
Con “Riding in the Wind” todo sube
de revoluciones y la voz aguda de Rob Halford se vuelve totalmente
protagonista escoltada por dos guitarras que más allá de su
creatividad, el virtuosismo de sus solos, la rapidez o la agresividad
lo que de verdad llama la atención es lo bien que mezclan entre las dos, siendo uno de los dúos más característicos del Heavy Metal. El siguiente corte es más melódico y
coreable pero mantiene una epicidad presente en todo el conjunto del
disco. “Bloodstone” sigue la estela de un disco que ya nos ha
demostrado su fuerza y contundencia, sin renunciar al virtuosismo de
sus integrantes y componiendo canciones que enganchan al oyente
sin remedio.
“(Take These) Chains” es una
powerballad que tengo que reconocer que es una debilidad personal. Es una canción pegadiza y la voz de
Halford nos presenta nuevos matices no vistos antes en el albúm y un
gran manejo de la emoción. Además nos permite darnos un cierto
respiro y que el disco repose y tenga más variedad para no caer en
la monotonía. No es la única canción sobre el fin de una relación
amorosa, ya que la siguiente es la masoquista “Pain & Plesure”, que no
es mala canción pero es posiblemente la más olvidable dentro del
disco. Aún así tiene momentos destacables de la voz de Halford y un
aroma a los Judas clásicos. En este tema se puede ver mejor el
trabajo del batería Dave Holland y el bajista Ian Hill.
Judas no ha destacado en su carrera por
ser grandes letristas. Pero lo que sí logran es dar al disco un
carácter propio que viene desde la actitud y sus riffs de guitarras.
En ese sentido, “Screaming For Vengance” es la canción más
característica de esta intención reivindicativa y combativa desde la parte lírica, siendo
una voz de una clase obrera no conforme de la situación social y
económica con la llegada al poder de Margaret Thatcher. La voz de
Halford está totalmente desatada tanto en las estrofas como en el
agresivo estribillo. Ya sus primeros en versos nos ponen en guardia
de lo que nos vamos a encontrar.
“Hey listen don't you let them get
your mind.
Fill your brain with orders and
that's not right.
They're playing at a game that draws
you closer.
Till you're living in a world that's
ruled by fear”
Instrumentalmente la canción es otra
maravilla con una gran poder guitarrero que no se limitan a ser meros
comparsas de la voz de Halford. La canción se encadena con uno de
los grandes himnos de la banda: “You've Got Another Thing Coming”.
Es todo un hit que a pesar de ser una inclusión de última hora se
convirtió en el primer sencillo que salió al mercado y todo un
gancho comercial. Es una canción con una gran actitud, poseída por
guitarras rockeras y un ritmo marcado y pesado. La letra va sobre
como tomar protagonismo en la vida y como alzarse frente a ella.
“If you think I'll sit around as
the world goes by
You're thinkin' like a fool cause it's a case of
do or die
Out there is a fortune waitin' to be had
You think
I'll let it go? You're mad
You've got another thing comin'
You
got another thing comin'”
Después de estos dos trallazos, Judas
Priest nos vuelven a dejar reposar todo con “Fever”, una canción
que da un contrapunto al albúm con una introducción melódica y
cuya mejores virtudes son un estribillo pegajoso aunque tópico y un
muy buen solo de las guitarras que nos recuerdan el gran trabajo en
ellos en todo el disco, no solo en los riffs.
“Devil Child” es un gran cierre al
disco donde se condensan las ideas que encierra el disco tanto por su
agresividad sin perder el virtuosismo, una voluntad de llegar al gran
público con canciones con fuerza y pegadizas, el agudo poder vocal
de Halford y la combinación de las guitarras de Tipton y Downing que
tanto han significado en el heavy metal y que tanto ha influido en
bandas posteriores.
“Prisioner of your Eyes” es uno de
los añadidos extras posteriores en un lanzamiento posterior, y es
totalmente distinta al disco. No en vano, fue grabada en la época
del Turbo en 1986, un disco bastante distinto a lo que nos había
acostumbrado Judas Priest. La canción es una balada que nos muestra
la flexibilidad de Judas, que dentro del heavy ha realizado una gran
exploración musical y nunca han rechazado ampliar sus horizontes. La
instrumentalización acompaña al poder vocal de Halford que nos
vuelve a mostrar un gran manejo de las emociones con un tema que
encandiló al mismísimo Julio Iglesias, que la oyó mientras se
grababa en su momento y afirmó que es una canción que a él le
gustaría cantar.
Y eso es el Screaming For Vengance,
un disco poderoso que terminó de consolidar la época dorada de
Judas Priest y es una de las razones por la que están en el Olimpo
del metal; un albúm emblemático, con varios himnos que
son imprescindibles en sus conciertos como “Electric Eye” o
“You've Got Another Thing Comin” y todo un éxito comercial,
superando los dos millones de copias vendidas en todo el mundo. El
sonido de fábrica inglesa pocas veces ha sonado tan épico y aunque
no es el mejor trabajo de la banda inglesa (aunque sí que lo
colocaría en un top 3), es uno de los más representativos y
de los más considerados por sus fans con un canto poderoso ya sea por venganza, para la batalla o para el disfrute.
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