Resulta cuando menos curioso que,
a pesar de lo fanáticos que somos Pablo y yo del compositor de Reading, hasta
ahora no le hayamos dedicado ni una sola reseña en el blog. Más de una vez
hemos planteado un macroartículo recorriendo toda su discografía, como ya
hiciéramos en su momento con 30 Seconds To Mars y Muse, aunque dada la dilatada
trayectoria de Oldfield (25 discos de estudio, más un sinfín de conciertos,
reediciones y compilaciones...), siempre lo hemos ido posponiendo.
Sin
embargo, cualquier momento es bueno para empezar, y ninguno mejor que ahora,
pues el músico, con sus buenos 60 años ya cumplidos, lanzó el pasado 3 de marzo
su vigésimo quinto disco de estudio, que lleva por título Man On the Rocks. Un disco que la crítica ha acogido cálidamente,
aunque sin excesivos elogios, y que ha dividido por completo a los fans.
¿Por
qué? Porque el disco es bueno, pero no es Oldfield, y eso se nota desde el
primer minuto en que se abre con “Sailing”, el single promocional del trabajo.
Si en su obra anterior, Music of the
Spheres (un disco fabuloso que, gracias a dios, ayudó a olvidar Light + Shade), el compositor se vertía
en composiciones grandiosas etéreas y complicadas, con pianos de Lang Lang y
tono de banda sonora; aquí hace todo lo contrario: es un tema alegre y ligero,
con una batería sencilla y repetitiva, y una guitarra bien llevada pero sin
muchos artificios, que a veces parece más propia de M-Clan que de Oldfield. La
voz, cantando una letra que en un primer momento me pareció flojísima y que
luego llegué a apreciar bastante, la lleva un joven Luke Spiller, que ya aquí
hace gala de su virtuosismo, aunque se mantenga en un registro bastante
sencillo todo el rato. Es un tema que trae recuerdos de sol, playa y alegría.
Del retiro de Oldfield, pero un retiro con clase.
“Moonshine”
sí es más suyo en cuanto a esencia y sonido, si bien sigue sin ser su estilo en
absoluto, y la guitarra que lo abre tampoco parece algo propio de Oldfield. Es
un tema lento, con un sonido melancólico y un tanto irlandés, una letra muy
emotiva. Es una canción simpática y desagradable, pero que quizás se alarga
demasiado, y a la que no le habría venido mal alcanzar el clímax un poco antes
de lo que lo hace. Clímax que, por cierto, confirma los sonidos irlandeses que
se intuían un poco desde antes, y que permiten descubrir a Oldfield en las
guitarras, por fin.
El
tercer tema, y segundo single promocional del disco (en su versión acústica,
que me gusta más que la del disco, personalmente), es sin duda mi tema
favorito, y homónimo al álbum: “Man On the Rocks”. Spiller se luce sin el menor
problema, tanto desgranando la balada como en el desgarro que le pone el broche
final (cantando la mitad del tiempo con una guitarra de fondo, que apenas se
escucha); la instrumentación está cuidadísima; la letra es fabulosa; el tema
tiene un desarrollo genial, y en general todo en él emociona como solo Mike
sabe hacerlo.
Más
en la línea de “Moonshine” tenemos “Castaway”, otro tema melancólico con un
ligero tinte electrónico y una batería pesada, donde Luke se desgarra más la
voz para acompañar a unas guitarras distorsionadas y potentes, que tienen gran
fuerza pero que se desarrollan de forma un poco monótona durante demasiado
tiempo (es el segundo tema más largo del disco). La segunda mitad del tema,
bastante instrumental, es realmente destacable, aunque quizás el desarrollo
general sea excesivo. Por unas cosas u otras, me gusta más cómo suenan los
cortes alegres en este trabajo.
Ese
es el giro que se da nuevamente en “Minutes”, un corte que al principio
recuerda a los temas distendidos y más comerciales del Oldfield de los ochenta,
pero que pronto desmiente el estilo en general. Quizás por eso es de los que
menos me gustan... La letra no es mala, está bien compuesto, bien cantado e
interpretado... pero me recuerda demasiado a algo que no es en absoluto, y a
cuya altura no está.
Es
diferente con “Dreaming in the Wind”, que fue uno de los primeros que me
encandilaron del trabajo. Desde el principio instrumental, ya grita a los
cuatro costados quién lo ha compuesto, a pesar de un cierto toque etéreo a lo
Kitaro. Luke está en uno de los registros que más me gustan, la guitarra tiene
una personalidad increíble, y el tema se encuentra entre dos aguas entre algo melancólico
y onírico, que le hace ganar muchos puntos. Y el solo final me parece increíble
(además de ser lo más puramente Oldfield que hay en este disco).
Pero
quizás por tanto empacho con algo que parece él mismo, llega “Nuclear”, un tema
que debe más a Matt Bellamy que a... lo que sea, no se me ocurre ningún chiste.
El caso es que es un tema profundo, muy oscuro, y con un sonido potente y
pesado de rock alternativo que a mí me recuerda bastante a Muse, probablemente
porque estoy demente. Luke Spiller está en uno de sus mejores momentos a la
voz, y la instrumentación en general que le acompaña tiene una fuerza
increíble, capaz de ponerte los pelos de punta con una letra que también
destaca lo suyo (los gritos de “I'm nuclear, / I'm wild, / I'm breaking up
inside. / A heart of broken glass, / deflied, / Deep inside, the abandoning
child” a mí me dejan clavado). El solo de guitarra hacia el final sí es más
Oldfield, eso sí.
“Chariots”
no me gusta demasiado. Parece construida a trozos entre la instrumentación y la
voz, y aunque tiene ideas interesantes, no veo que terminen de cuajar entre
ellas. Las estrofas no están mal, y el estribillo me parece una gozada; ahora
bien, por separado. Cuando se juntan ambos, el resultado me chirría demasiado,
y me produce un cierto desapego hacia la canción, que podría haber dado mucho
más de sí. Cuando menos, tiene ritmo y transmite, y una construcción final muy
destacable. En YouTube solo he encontrado una versión acústica que la verdad es que me gusta bastante.
Mis
sentimientos hacia “Following the Angels” son un tanto contradictorias. Por una
parte, creo que es un tema con un sentimiento a la vez alegre y nostálgico muy
bien conseguido, merced a su lentitud, lo bien que trabaja Luke la voz (hay
alargamientos muy interesantes de sílabas), una preciosa guitarra, y la letra
(creo que también me gusta porque me recuerda a alguno de los temas más
baladeros lentos de los últimos discos de 30 Seconds To Mars)... Por otra
parte, es el tema más largo del trabajo, algo que creo que juega en su contra
al resultar un tanto pesado, dado que no es lo bastante emotivo para cautivar,
ni lo bastante animado para entretener. Interesante, pero no completo. Y, eso
sí, sin duda bonito (aunque los coros se me hagan un tanto cargantes).
Tampoco
sabría explicar por qué “Irene” no me gusta. Es una pieza muy ochentera sobre
una señorita que al principio deduzco que es una pelandrusca, o una loca obsesiva, o algo
así, porque los literalmente cuatro versos que tiene la canción no dan muchas
más pistas, aparte de que “she’s coming” y que “she’ll break ya”. Y que se
llama Irene. Quizás no me gusta por la letra, o por lo extraña que se vuelve la
instrumentación en algún punto, con la guitarra haciendo cosas raras y unos
cuantos instrumentos de viento-metal dando la nota por ahí. Luego me entero de
que es una canción inspirada en el huracán Irene y me asusto bastante.
“I Give Myself Away” es el tema que cierra el trabajo, y va en la línea de “Following
the Angels”, pero sin hacerse tan cuesta arriba. La instrumentación es mínima
en el primer tercio, y muy popera en el resto del tema, con baterías suaves y
casi todo el peso en la voz de Luke... algo comprensible, tratándose de un
cover de un tema góspel (parece que del reverendo William McDowell). En el
segundo tercio la guitarra explota, siendo puro Oldfield (aunque sigo teniendo
la sensación de que esto me suena demasiado a alguien que no es Mike... Quizás
M-Clan nuevamente, o quizás estoy loco), y ayudando a poner el colofón final al
tema y al trabajo.
Nos
topamos, en resumen, con un disco trabajado, pulido y muy agradable de
escuchar, pero que sin embargo no parece de Mike Oldfield la mayor parte del
tiempo. No es tan destacable ni perfecto como su anterior trabajo, pero al
mismo tiempo es mucho más asequible y animado, y ofrece una faceta nueva del artista
muy minimalista e interesante.
Sin
duda, merece la pena escucharlo.
Allez-y,
mes ami!
Buenas
noches, y buena suerte.
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LO
MEJOR: Personalmente, me quedo con “Sailing”, “Dreaming in the Wind”, “Nuclear”
y muy por encima de todas, con “Man On the Rocks” (ya sea en la versión
acústica o en la eléctrica).
LO
PEOR: “Following the Angels” se me hace algo pesada, y lo mismo digo de “Irene”...
“Chariots” tiene ideas geniales, pero no me encajan del todo. En general, la
segunda mitad del trabajo (sobre todo después de “Nuclear”) me parece más floja.
VALORACIÓN:
7,75/10. Es un disco fácil de escuchar, agradable y que supone una interesante
y original apuesta de Oldfield... algo complicado para un hombre con tanta
discografía y tantos años de trabajo a su espalda. Aquí se reinventa por
completo, y eso siempre es algo a tener en cuenta.
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P.D: puntos extra para el que sepa a qué recuerda la portada del disco, mitológicamente hablando. Los que me conocen como estudiante de Historia deberían saberlo...
P.D.2: no suelo hacer esto, pero como hay varios temas que no están subidos, y alguno merece la pena bastante... Aquí el disco completo.
P.D.2: no suelo hacer esto, pero como hay varios temas que no están subidos, y alguno merece la pena bastante... Aquí el disco completo.
Doy con esto a día de hoy. Muy buen análisis del disco, coincido contigo en casi todo.Un saludo!
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